Patti: Manual del Buen Torturador (Trabajo del CELS)




Trabajo del Centro de Estudios Legales y Sociales realizado en el año 1999.





Luis Abelardo Patti
Profesión: policía, asesino, torturador, experto en picana y candidato a gobernador bonaerense


Fecha de nacimiento: 26/11/52


Lugar de nacimiento: Baigorrita, partido de general Viamonte, provinciade Buenos Aires.


DNI: 10.635.503


Padres: Leonardo y Manuela Pressi


Estado civil: casado el 7 de marzo de1975 con Beatriz Isabelina Malagrida y con tres hijos: Luis,

Mario y Maximiliano.


Legajo policial: 11.541Legajo Conadep: 2530


Estudios cursados: hasta sexto grado


Hobby: volar aviones ultralivianos, torturar, escuchar folclore





INTRODUCCIÓN


“Tengo la impresión de que memorizar los nombres de los torturadores tiene un sentido y sabe por qué, porque la tortura es una responsabilidad individual, la obediencia a una orden superior no es tolerable, demasiada gente se ha escondido tras esa miserable justificación, haciéndose un escudo legal de ella"
Antonio Tabucchi- La cabeza perdida de Damasceno Monteiro.


LUIS ABELARDO PATTI PRESTÓ LOS SIGUIENTES SERVICIOS EN LA INSTITUCIÓN POLICIAL


Legajo 11541 Cadete de la Escuela “J.Vucetich”, alta 1º de Marzo de 1970• El 30 de diciembre de 1971 asciende a oficial subayudante segundo en Escobar• El 30 de diciembre de 1975 asciende a oficial subinspector segundo• El 30 de Marzo de 1977 pasa a la Brigada de Tigre• El 30 de agosto de 1977 pasa a la Brigada de San Martín• El 30 de Mayo de 1978 pasa a la División Delitos Económicos• El 30 de Agosto de 1978 pasa a Exaltación de la Cruz• El 30 de Febrero de 1979 pasa a Escobar• El 30 de Diciembre de 1979 ascendió a oficial inspector segundo en la Brigada deQuilmes• El 30 de Marzo de 1981 pasa a la Brigada de San Martín• El 30 de Julio de 1981 pasa a la Unidad Regional Tigre• El 30 de Mayo de 1982 pasa al Comando Radioeléctrico de la U.R.Tigre• El 30 de Diciembre de 1983 pasa a la Brigada de Investigaciones de San Martín• El 30 de Diciembre de 1984 asciende a oficial principal• El 30 de Enero de 1985 pasa a la Dirección Cuerpos• El 30 de Febrero de 1985 pasa al Cuerpo de Caballería del Escuadrón San Isidro• Entre 1986 y 1989 se desempeña como Jefe del Escuadrón de Caballería de San Isidro yLa Matanza.• El 30 de Diciembre de 1988 asciende a subcomisario de U.R. San Martín• El 30 de octubre de 1989 pasa a la Comisaría 2º de Escobar (a cargo)• A partir del 2 de octubre de 1990 se decreta disponibilidad preventiva sin sueldo• El 12 de Noviembre de 1990 se reintegra a la Comisaría 1º de Pilar• El 30 de Diciembre de 1990 pasa al Grupo Operativo Halcón• El 8 de Enero de 1991 es designado en “Comisión Especial” a la Provincia deCatamarca• El 21 de Febrero de 1991 la Comisión es prorrogada• El 6 de Marzo de 1991 se reintegra a la Brigada Especial Operativo Halcón• El 30 de Julio de 1991 pasa a la Comisaría 1º de Florencio Varela• A partir del 28 de Noviembre se decreta nuevamente la disponibilidad preventiva sinsueldo• El 9 de Enero de 1992 pasa sin efecto disponibilidad preventiva• Ese mismo día pasa a la Dirección General de Seguridad• El 4 de abril de1992 pasa a la Subjefatura de Policía en La Plata• El 30 de Diciembre de 1992 ascendió a Comisario• A partir del 1º de Abril de 1993, pasa a situación de inactividad y se lo autoriza aretirarse del servicio por el tiempo que demande la aceptación de la renuncia al cargosin goce de haberes• Baja, 1º de Abril de 1993





CAUSAS Y FALTAS COMETIDAS


•Por negligencia,• por no cumplir órdenes• por llegar tarde al servicio• En 1982, por vejar a un subalterno, injuriarlo, agraviarlo o perjudicarlo.• Reiterados arrestos y amonestaciones, desde 1972


SU IMPUNIDAD, ACTOS MERITORIOS, RECOMENDACIONES Y PREMIOS


• El 7 de diciembre de1973, día del Policía, accede al premio “Al mérito” (una medallade plata y un diploma de honor) por acto destacado del servicio.• El 9 de enero de 1974, la Jefatura lo declara exento de sanciones disciplinarias en elsumario instruido por “apremios ilegales” por no haber transgredido disposicionesvigentes.• El 15 de abril de 1975, una resolución de la Jefatura lo declara exento de sanciones enel sumario instruido por “atentado, resistencia a la autoridad y cuádruplehomicidio en riña” por no haber transgredido disposiciones vigentes.• El 15 de octubre de 1975, la Jefatura considera que no ha transgredido las normasvigentes en el sumario instruido por “atentado, resistencia a la autoridad yhomicidio en riña”.• El 12 de noviembre de 1976, la Jefatura confirma que no ha transgredido disposicionesvigentes en el sumario iniciado por “Privación ilegal de la libertad, apremiosilegales y hurto”.• El 9 de diciembre de1975, día del Policía, se hizo acreedor al premio “Estímulo”.• El 30 de marzo de 1977 queda exento de sanción en el sumario por “Tentativa derobo, atentado, resistencia a la autoridad, abuso de armas y homicidio en riña”.• El 23 de mayo de 1977, la Jefatura lo felicita por haber protagonizado un actodestacado de servicio, el 19 de febrero. Ese día tres individuos armados asaltan uncomercio de la zona, hiriendo a la esposa del propietario.• El 22 de julio de 1977 se le inicia un sumario por “Atentado, resistencia a laautoridad, abuso de armas y homicidio triple”.• El 5 de agosto de 1977, la Jefatura lo felicita por haber participado en la persecución detres delincuentes que habían ingresado a la quinta de fin de semana del oficial inspectorRicardo Santo. En el enfrentamiento murió uno de ellos.• El 12 de diciembre de 1980, el Jefe de Policía lo felicita por haber participado de unoperativo en el que mueren dos delincuentes, responsables de ocho asaltos a manoarmada. • El 22 de abril de 1981, queda sin sanción en el sumario iniciado por “Atentado yresistencia a la autoridad y doble homicidio en riña”.• El 24 de junio de 1981, se le inicia sumario por “Atentado y resistencia a laautoridad y doble homicidio en riña”.• El 12 de diciembre de 1983 queda exento de sanción en el sumario instruido por“Atentado, resistencia a la autoridad, abuso de arma, doble homicidio en riña ytenencia de arma de guerra” por no haber transgredido disposiciones reglamentariasvigentes.• El 30 de diciembre de 1985, queda libre de sanción en el sumario iniciado por“Apremios ilegales”.• El 7 de setiembre de 1988 se le inicia un nuevo sumario por “Tentativa de robo,atentado y resistencia a la autoridad, lesiones graves en riña, privación ilegal de lalibertad y robo de automotor calificado”.• El 30 de enero de 1989, queda exento de sanción en el sumario por “Tentativa derobo, atentado, resistencia a la autoridad, lesiones graves en riña, privación ilegalde la libertad”.• El 23 de febrero de 1989, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Airesafirma que vería con agrado que el Poder Ejecutivo dejara constancia en el legajo delcausante el reconocimiento oficial por su actuación en los hechos del 23 de enero de1989 en el Regimiento de Infantería 3 de La Tablada.• El 30 de enero de 1990, se le inicia sumario por “atentado y resistencia a laautoridad y homicidio en riña”.• El 24 de octubre de 1990, la superioridad lo declara en disponibilidad preventiva.• En diciembre de 1991, la superioridad decreta la disponibilidad preventiva sin gocede sueldo de Luis Abelardo Patti.• Se desvincula de las filas policiales en Diciembre de 1995 para asumir su cargo comoIntendente de Escobar.


EL MAESTRO DEL ESCAPE


Luis Abelardo Patti cosecha varias denuncias por violaciones a los derechos humanos yabuso de poder.En 1976, el entonces oficial de la Policía Bonaerense Luis Patti figuraba imputado, en eldistrito judicial de San Isidro por aplicación de tormentos al detenido Julio Di Battista.Después de los trámites de rigor, el juez penal Clodomiro Luque lo sobreseyóprovisoriamente y el entonces fiscal Luis Oscar Zapata nunca apeló aquella decisión que,virtualmente, terminó por convertirse en definitiva por el simple paso del tiempo.Patti obtuvo en 1983 el sobreseimiento provisorio en una causa seguida en los tribunales deSan Isidro por apremios ilegales contra una mujer.El 4 de noviembre de 1983, la Cámara II de Apelaciones de San Nicolás tomó unadeterminación similar, sobreseyendo “provisoriamente” al subcomisario Luis Patti y a lospolicías Juan Amadeo Spataro y Rodolfo Dieguez, en la causa en que se encontrabanimputados por el secuestro y asesinato de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi. Eltribunal consignó en su fallo que los testigos fueron, extrañamente, modificando sus dichosoriginales.En noviembre también, pero de 1990, el juez Raúl Casal llegó a la conclusión que laspericias encaradas por su “apasionado” antecesor, Raúl Borrino, no eran lo suficientementeclaras como para condenar a Patti, con lo cual el subcomisario cosecho su tercer-sobreseimiento provisorio. En agosto de 1999, la Corte Suprema de Justicia, dictó elsobreseimiento definitivo.Resta aún saber, si obtendrá otro pronunciamiento provisorio, en el juzgado en loCorreccional nº 5 de Morón, a cargo del juez Eduardo Carreras, quien investiga laaplicación de apremios ilegales por parte de Patti y otros tres policías a un detenidopresuntamente involucrado en el robo multimillonario a la Municipalidad de Merlo. En estecaso fueron los peritos forenses de la Suprema Corte de Justicia bonaerense los encargadosde comprobar el paso de corriente eléctrica por el cuerpo del denunciante.Patti se ocupó del caso María Soledad con las mismas técnicas de siempre y volvió deCajamarca con una nueva causa por aplicación de tormentos. El testigo Vicente Aragón loacusó de haberlo sometido a “submarino seco”, con una bolsa de nylon en la cabeza hastaprovocarle un principio de asfixia. En 1997, durante el segundo juicio para esclarecer elcrimen, Julio César (a) “El Profesor” Oviedo también denunció a Patti y a otros trespolicías por haberlo sometido a extensas sesiones de tortura para que incriminara a LuisTula y Ruth Zalazar en el asesinato.Además, el ex policía está acusado por la muerte en 1990 de Javier Selaye, un joven de 19años: la carátula del expediente es: “homicidio agravado en concurso con la figura deldelito de falsedad ideológica, agregada para engañar a la justicia y a la sociedad”. Pero,jamás fue procesado.


CAPÍTULO I: UN HOMBRE DEL CORONEL


Patti comenzó a dar sus primeros pasos cuando la década del ’70 vio la luz.En 1973 había sido acusado de asesinar a balazos a tres adolescentes en una confitería delbarrio Chechele, de Escobar, porque recibió informes de que habían asaltado y violado auna mujer; al frente de una comitiva policial, el entonces oficial principal sorprendió a losjóvenes (de entre 16 y 17 años) jugando al metegol y los acribilló. Luego se comprobó quelas víctimas no tenían ninguna relación con los delitos denunciados. El hecho fue publicadoúnicamente por el diario local “El Actual”, dirigido por el militante comunista TiloWenner. Dos días después del golpe de Estado, el 26 de marzo de 1976, Wenner fuesecuestrado y desaparecido por los sicarios del autodenominado Proceso de ReorganizaciónNacional.Entre 1973 y 1976, Patti se desempeñó como oficial principal en la seccional de Escobar,bajo las órdenes del comisario Zabaleta. Siempre se dijo que eran frecuentes susdivergencias y enfrentamientos con algunos de sus superiores y compañeros por el maltratoque propinaba a los detenidos y las irregularidades que cometía en los procedimientos.Incluso en 1982 fue sancionado por la propia jefatura de Policía de la dictadura por vejar yagraviar a un subalterno.En 1975, también trabajaba en el destacamento policial Otero, en Victoria, en el quefuncionaba un campo de concentración. Sus superiores serían luego hombres del círculoíntimo del general Ramón Camps, jefe de la Policía bonaerense.El primer sobreseimiento, como hemos visto, fue dictado en 1976, en San Isidro, en lacausa nº 11.299, por aplicación de tormentos al detenido Julio Di Battista.La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), abrió el legajonro.2530; allí figura “Patty” o “Patti”, alias El Loco, oficial integrante de sección o grupoen la comisaría de Tigre. El mismo Loco Patti que -según Horacio Verbitsky en Página 12del 7/10/90- los vecinos de Baigorrita, un pueblo del oeste de la provincia cercano a Junín,recuerdan como el adolescente que torturaba y mataba gatos para desesperación de sumadre, Manuela Pressi.Maria Isabel Mariani denunció, en abril de 1999 ante la Cámara Federal de La Plata, que eldía después de haber sido secuestrado su hijo, Daniel Mariani, su nuera Diana Teruggi y sunieta Clara Anahí, efectivos de fuerzas de seguridad, irrumpieron en su casa. La integrantede Abuelas de Plaza de Mayo, reconoció a Patti como uno de los miembros de esa patota.Los primeros años de la dictadura militar lo encontraron en Tigre y San Martín; el entoncescoronel Ramón Camps jefe de la fuerza, firmó en el legajo varias felicitaciones. Una deellas remite al 19 de febrero de 1977. Ese día, según la versión policial, Patti y el caboJesús de la Cruz persiguen a tres supuestos delincuentes que habían asaltado un comerciode Escobar, los alcanzan y: “Ante la orden de detención los malvivientes responden conarmas de fuego -dice el parte- originándose un nutrido tiroteo en el que resultan abatidoslos tres asaltantes. Por ello el jefe de Policía felicita al oficial subinspector Patti, por laencomiable labor desarrollada”.Como se sabe, Camps fue una pieza neurálgica del terrorismo de Estado. Tuvo a su cargo laBonaerense desde abril de 1976 hasta diciembre de 1977, los años más cruentos de la represión. Sus palabras no dan lugar a falsas interpretaciones: “Unas cinco mil personasdesaparecieron mientras yo era jefe de la Policía de Buenos Aires. Algunas las hice enterraren tumbas anónimas. La mayoría de esos subversivos murieron. Unos pocos decidieron nohacerse los heroes y cooperar. Los dejamos libres con una nueva identidad”. Con esa tareacolaboró Luis Abelardo Patti.Al ser consultado sobre los hijos de los desaparecidos quien fue uno de los más siniestrosgenocidas dijo: “Algunos fueron entregados a instituciones porque era necesario impedirque fueran criados en las ideas de subversión de sus padres. Las llamadas madres dedesaparecidos son todas subversivas. Lo son todos los que no se preocuparon de hacer desus hijos buenos argentinos”. Acusado de 214 secuestros extorsivos, de los que en 47 sedesconoce el destino de sus víctimas; 120 casos de tormentos; 32 homicidios; 2violaciones; 2 abortos provocados por torturas; 18 robos y 10 sustracciones de menores; en1986 Ramón Camps fue condenado a 25 años de reclusión. El 29 de diciembre de 1990, elpresidente Menem lo indultó junto a los más conspicuos jerarcas de la última dictadura.Entrenó a sus hombres para matar. Aún hoy, veinte años después de su alejamiento de lafuerza, sus discípulos no han olvidado aquel entrenamiento. Y Luis Patti fue uno de susdiscípulos.


EL CASO CAMBIASO-PEREYRA ROSSI


El 17 de mayo de 1983 el ministerio de Interior de la Nación y la Jefatura de Policía de laProvincia de Buenos Aires informaron que Osvaldo Agustín Cambiaso y Eduardo DanielPereyra Rossi habían sido “abatidos en un enfrentamiento” con efectivos del ComandoRadioeléctrico de la Unidad Regional de Tigre. Los policías involucrados eran lossuboficiales Rodolfo Diéguez, Juan Amadeo Spataro y el oficial principal Luis AbelardoPatti. En ese entonces, Patti vivía en Cazón 1402, en la localidad de Tigre.En verdad, Cambiaso y Pereyra Rossi habían sido secuestrados la mañana del 14 de mayoen el bar Magnum de Rosario, en un operativo combinado del I y II Cuerpo de Ejército. Enun principio, el entonces jefe de la Policía Bonaerense, general Fernando Verplaetsen1, noencontró “una explicación coherente al secuestro y muerte” de los dirigentes peronistas. Sinembargo, no dudó en aseverar que los policías involucrados actuaron “como corresponde”.“Acá se parte de la base de que son malos y actuaron mal –dijo Verplaetsen- y yo creo queactuaron muy bien”. En aquel entonces sus palabras fueron respaldadas por el jefe delEjército, general Cristino Nicolaides2, y el presidente de la Nación, general ReynaldoBignone3, quien calificó a Patti, Spataro y Diéguez como “tres jóvenes valientes”.Cuando los acontecimientos tomaron estado público, los acusados quedaron detenidos en launidad carcelaria nº 3 del Servicio Penitenciario Provincial, en San Nicolás.1En 1976 fue jefe de Inteligencia del Comando de Institutos Militares, por lo que tuvo responsabilidad ensecuestros, homicidios, torturas y fusilamientos del personal civil, militar y de seguridad dependiente de sujurisdicción. Fue beneficiado con la ley de Punto Final del gobierno de Raúl Alfonsín en febrero de 1987.2El general Nicolaides jefaturizó, entre diciembre de 1975 y febrero de 1976, la subzona 53 con asiento enComodoro Rivadavia, Chubut; entre febrero de 1976 y diciembre de 1977 fue comandante de la subzona 23,con asiento en Corrientes. Estaba procesado en una privación ilegítima de la libertad ocurrida en la Zona deSeguridad 4 cuando era su jefe (1980) . Fue presidente de facto desde agosto de 1982 a diciembre de 83. Enlibertad por ley de Obediencia Debida.3Estuvo procesado por ser responsable de siete privaciones ilegítimas de libertad y tres tormentos. Entrediciembre de 1975 y enero de 1977 fue jefe del área 480 del campo de concentración “Campo de Mayo” yresponsable de las desapariciones de los conscriptos Luis Daniel Gracía y Luis Steimberg. Fue el últimopresente de facto. En libertad por ley de Obediencia Debida.


LOS HECHOS


Según media docena de testigos, en la noche del 14 de mayo de 1983 Cambiaso y PereyraRossi conversaban en el bar Magnum, ubicado en la esquina de Córdoba y Ovidio, enRosario. Fueron secuestrados por un grupo parapolicial y tres días después sus cuerposaparecieron baleados en la localidad bonaerense de ZárateUna vez más la dictadura declaró a las víctimas “muertos en un enfrentamiento con lasfuerzas del orden”. Pero los peritajes posteriores demostraron que ambos fueron golpeadosy torturados antes de morir. Había hematomas, rastros del empleo de picana eléctrica ymuestras de pólvora sobre el antebrazo izquierdo de Pereyra Rossi originadas por undisparo a quemarropa. Un año después, un testigo reveló ante la Justicia que el jefe de laUnidad Regional de Tigre, Florencio Alcántara le confió “detalles precisos de su actuaciónpara fraguar el supuesto enfrentamiento”, según publicó el diario La Prensa en su edicióndel 17 de mayo de 1984. No obstante eso, diez años más tarde el matutino de AmaliaLacroze de Fortabat no dudó en incorporar a Patti como uno de sus columnistas.La investigación tomó impulso con lo hecho por el juez penal de San Nicolás Juan CarlosMarchetti. Fue él quien dictó la prisión preventiva de los policías. Tras una tercera autopsia,el doctor Eduardo Pedace, experto en balística, constató la presencia de granos de pólvoraen la piel de la cara de Pereyra Rossi. Pedace era entonces un respetado histopatólogo de 79años. Su trabajo sirvió para refutar a Patti en sus dichos sobre la distancia y la posición detiro. Los disparos fueron hechos desde menos de dos metros, un metro y medio más cercade lo que juró Luis Patti.


GLADYS


A fines de mayo de 1983 Gladys, la hermana de Cambiaso, informó en una conferencia deprensa sobre la ampliación de la denuncia que ella y su hermana, Ethel Cambiaso deAgeno, presentaron al juez de Instrucción de Cuarta Nominación de Rosario, doctor JorgeEldo Juárez, sustentando la convicción de que el militante muerto fue secuestrado odetenido en el bar Magnum.Gladys denunció que los testimonios recogidos desvirtuaban la versión que corrióinicialmente “según la cual la detención o secuestro había afectado a dos jovencitos”. Ydestacó que el testimonio que brindó el mozo de Magnum, ante la policía, no es el mismoque ella y su hermana recibieron personalmente de ese testigo, quien les manifestó que“había atendido la mesa” donde estaban sentadas las víctimas y les había servido café y dossandwiches. Según Gladys, el mozo agregó que en el operativo “habían intervenido cinco oseis personas, las que al penetrar en el bar se dirigieron a la mesa ocupada por las víctimasy procedieron a rodearla”.La hermana de Cambiaso agregó que el empleado del bar les comentó que “tras elsecuestro, al lado de la mesa, había sobre el piso sangre de alguna de las víctimas”. CuandoGladys explicó a los investigadores que la declaración no concordaba con los dichos delmozo, se le respondió que “tal información había sido lograda mediante el ejercicio de unacierta insistencia o presión sobre el declarante”. Es decir, bajo tortura.En su presentación, la hermana del dirigente peronista asesinado incluía otro testimonio de“una persona que se encontraba al lado del kiosco de diarios y pudo ver que quienesrealizaban el operativo portaban ostensiblemente armas y utilizaban por lo menos dosvehículos, una camioneta azul y un Ford Falcon o un Torino”; este nuevo testigo dijo que“una de las víctimas fue sacada del bar con la boca amordazada, conducida a la rastra por elsuelo, con la cara sobre el piso e introducida a la camioneta por la parte trasera”.


Tras el secuestro, los captores profirieron gritos mientras agitaban los brazos y se abrazaban entreellos dando muestras de alegría. Ese testigo contó además que entró al bar una vez que lossecuestradores se retiraron y vio al mozo limpiando la mancha de sangre que había en elsuelo. Finalmente, señaló que cuando llegó al kiosco de diarios, inmediato al lugar de loshechos, escuchó un diálogo entre dos bomberos (presumiblemente de guardia a pocosmetros de allí) que se habían arrimado después del operativo. Uno de ellos, tardó pocossegundos en arriesgar su conclusión: “debe ser algún terrorista”.


LAS VICTIMAS


Eduardo Daniel Pereyra Rossi tenía 33 años cuando fue asesinado. Había nacido el 19 deenero de 1950 en La Plata. Sus restos fueron sepultados en una discreta ceremonia el 19 demayo en el cementerio de la capital bonaerense. Durante el velatorio, dos patrullerospermanecieron hostiles en la puerta de la funeraria y policías de civil comunicaron cada unode los movimientos por handys. Las autoridades oficiales le dieron cinco horas a susfamiliares para que consumaran el duelo. Apodado Carlón poco antes de morir escribió unbreve poema titulado “Solo una mediación” que puede ser considerado un testamentoincompleto: “Si me preguntan a golpes/diré que sé/que sé que serán devueltos/los serviciosprestados/ a su debido tiempo/ el que medie entre mi muerte/y la de ellos”.Cuando Pereyra Rossi fue detenido, el entonces titular de la Dirección Nacional deSeguridad Interior, coronel Carlos Alberto Roque Tepedino4, afirmó que su superior, elministro del Interior general Llamil Reston “daba a Pereyra Rossi como residente enMéxico donde actuaba como responsable de prensa de la organización subversivaMontoneros”. Efectivamente, Pereyra era militante de la organización Montoneros en lazona sur de la provincia de Buenos Aires y había partido hacia el exilio en México durantela dictadura. Tiempo después, fue también Tepedino el que salió tardíamente a explicar porqué no había sido recibido el grupo de personalidades que concurrió a Casa de Gobiernopara reclamarle al subsecretario de Interior, Guillermo Lazcano Quintana, por la muerte deCambiaso.Osvaldo Agustín Cambiaso dirigía la Agrupación Peronista para la Liberación, que formabaparte de la corriente Intransigencia y Movilización Peronista orientada por VicenteLeonides Saadi. Estuvo detenido por razones políticas (“sin causa y sin proceso”) entre1976 y 1982 en las cárceles de la dictadura. Al momento de ser secuestrado tenía 42 años,era soltero y sufría de insuficiencia cardíaca, una secuela de sus años en prisión. Eraingeniero químico. Había trabajado como profesor en la Facultad de Ingeniería y Química4Antes de ocupar su cargo en el Ministerio del Interior, Tepedino fue jefe de Inteligencia del Batallón 601del Ejército desde agosto de 1976 a octubre de 1979. Se lo señala como uno de los máximos responsables por“La noche de los Lápices”.Fue el instigador del asesinato de Noemí Gianetti de Molfino en 1980 en Madrid. El 7 de octubre de 1989 fueindultado por el presidente Menem.El periodista Carlos Rodríguez señaló además en julio de 1997 en el Diario de Madres de Plaza de Mayo queTepedino es uno de los cerebros de la maniobra de inteligencia que impide que se conozca toda la verdadsobre el homicidio del soldado Omar Carrasco, asesinado en un cuartel de Zapala en 1994.También el juez español Baltasar Garzón lo tiene en la mira. En junio del 97, amplió su pedido de “ayudajudicial” a la Argentina para que se le tomara declaración. El coronel retirado es una de las personassospechadas de haber confeccionado los listados que contienen información sobre la suerte de los 30 mildesaparecidos en Argentina durante la última dictadura militar. De acuerdo con los datos obtenidos de formaextraoficial a partir de un anónimo y que luego fueron corroborados por medio de llamados al propio EstadoMayor del Ejército tiene una oficina en el séptimo piso de la sede de la fuerza, en Azopardo 250 de la Universidad Nacional de Santa Fe durante el gobierno peronista, hasta que fuedetenido por su militancia política en la Juventud Peronista.Según lo publicado por Clarín el 17 de mayo de 1983, Saadi afirmó que Cambiasoabandonó las cárceles de la dictadura en agosto de 1982 merced a una gestión de la CruzRoja Internacional. Estaba bajo libertad condicional cuando fue secuestrado. La revistaSomos, en cambio, consignó en su edición del 27 de mayo que el dirigente peronista entróen el régimen de libertad condicional el 19 de mayo de 1982 y quedó en libertad seis mesesdespués, el 19 de noviembre. Lo cierto es que apenas puso un pie en la calle Cambiasocomenzó a ser perseguido y, muy poco después, fue acribillado a balazos.Saadi recordó que cuatro días antes de su desaparición, el 10 de mayo, el general EduardoEspósito, comandante del II Cuerpo de Ejército (con sede en Rosario) manifestó quemantenía una estricta vigilancia sobre todos los detenidos a disposición del Poder EjecutivoNacional que habían recuperado su libertad.La mañana del sábado 14 de mayo Osvaldo Agustín Cambiaso salió de su casa en lalocalidad de Perez, cinco kilómetros al oeste de Rosario. Prometió que regresaría para lacena. Nunca volvió.


REPERCUSIONES POLÍTICAS Y MEDIÁTICAS


En una nota titulada “Otra vez el terror”, Somos se ocupó extensamente del doble secuestroy asesinato, aunque no de forma tan “amplia y democrática” como su director JorgeFontevecchia diría años después.El sangriento episodio conmovió a la opinión pública. El brigadier Augusto Hughesreclamó un cónclave urgente con el general Cristino Nicolaides y el almirante RubénFranco. La conmoción que provocaron esas muertes habilitó rumores de un autogolpe.Varios medios de comunicación y políticos agitaron una vez más, el fantasma de un“rebrote subversivo”. La misma revista Somos, por ejemplo, encuestaba a representantes dedistintas tendencias con preguntas del tipo “¿Esta situación se asemeja a la de 1973?”“¿Hay un rebrote subversivo?” o “Si la dirigencia esta contra el terrorismo ¿por qué no locondena abiertamente?”, “Actualmente en esa condena no se pone más énfasis en elterrorismo de Estado que en el terrorismo de los grupos subversivos?”.Frente al secuestro y asesinato de Cambiaso y Pereyra Rossi el sindicalista Jorge Triaca, elrostro de la dictadura ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) durante los añosde plomo, azuzó: “Los componentes del peronismo tenemos que convencernos de quedebemos vivir en orden y en paz y definir claramente que los montoneros son asesinos,enemigos del peronismo y la Nación”.Los analistas más lúcidos, entre ellos varios que hasta algunos meses atrás respaldabanciegamente a la dictadura, se preguntaron acerca de cuál sería el poder real que los militaresestaban dispuestos a resignar, si cumplían con su promesa de convocar a elecciones. El casoCambiaso y Pereyra Rossi se sumó a una treintena de hechos intimidatorios que se habíanregistrado en los primeros meses de 1983, en perjuicio de militantes populares,magistrados, y hasta ex funcionarios del propio gobierno militar que se atrevieron aformular algunas críticas, tal como lo consignó en su momento el diario La Voz.El general Espósito, comandante del II Cuerpo del Ejército, querelló a los responsables deese diario, mientras que sus editores denunciaron haber recibido amenazas contra lapublicación y contra su director, Vicente Saadi.A mediados de mayo, la Marcha de Repudio, convocada por los organismos de derechoshumanos y un amplio arco opositor a la dictadura, reunió a más de 30 mil personas. Al día siguiente de conocidas las muertes, Saadi denunció que las informaciones oficialeseran “una sarta de mentiras” y no dudó en afirmar que “no se trató de un tiroteo sino deasesinatos lisos y llanos”. El ex gobernador de Catamarca –ya fallecido- agregó: “Lasbandas criminales represivas siguen actuando como antes y ha llegado el momento dedefendernos de esas bandas criminales”.Dirigentes de distintas tendencias políticas, reunidos en una conferencia de prensa, hicieronresponsable “a un sector del Ejército” y agregaron que el gobierno “se transforma encómplice de este asesinato al pretender que los militantes peronistas murieron en unenfrentamiento”. Poco después, a instancias del Centro de Estudios Legales y Sociales(CELS), abogados de diferentes corrientes políticas conformaron una ComisiónInvestigadora que se ocupó del caso. Participaron activamente Marcelo Parrili, AugustoConte y Nilda Garré, entre otros.


LA JUSTICIA DE LA DICTADURA


El 30 de mayo de 1983, el juez federal Luis Hilario Milessi, que había caratulado la causacomo “atentado y resistencia a la autoridad, abuso de armas, doble homicidio en riña ytenencia de arma”, indagó a los tres policías acusados de asesinar a Cambiaso y PereyraRossi; ellos ratificaron que “habían abatido” a los militantes en un camino de tierra lateral ala ruta Panamericana. El juez señaló que los tres vestían, en el momento de ser detenidos,uniformes reglamentarios, el armamento policial oficial –escopetas e Itakas- y sedesplazaban en un patrullero de la fuerza.Quince días después del crimen aún se desconocían los datos reales de la segunda autopsiarealizada por los forenses de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense.Por ese entonces Augusto Conte del CELS reveló que Milessi, el primer magistrado quetomó cartas en el asunto, era “un ex miembro de las Fuerzas Armadas y padre de un médicopolicial de la zona de San Nicolás”.


EL ELEGIDO


A fines de mayo también, los abogados de la comisión investigadora del secuestro yasesinato de Cambiaso y Pereyra Rossi presentaron en los juzgados intervinientes (el deInstrucción de Cuarta Nominación de Rosario a cargo de Milessi y el Federal de SanNicolás, a cargo de Marchetti) una nota anónima que contenía una descripciónpormenorizada de los hechos.La nota, cuya copia había sido enviada a Conte, se dirigía al embajador de Italia -ya queCambiaso era ciudadano de ese país- y al presidente argentino. Entre los párrafos másdestacados, el anónimo expresaba: “nos enteramos por la señora de Patti que su esposoactuó en 1975 en la represión de guerrilleros trabajando con las fuerzas conjuntas, y de ahítiene muchos amigos en el Comando I del Ejército, y actúo con otros oficiales que ahorason el comisario general, Leopoldo Menéndez y el comisario mayor Florencio Alcántara,amigos personales, porque es de público conocimiento que en esos años en elDestacamento Otero, de Victoria, que se halla al lado del cementerio, se encontraba uno delos centros de represión de guerrilleros”.“Los que se hallaban a cargo de la dependencia –proseguía- secuestraban, picaneaban yfusilaban a los que detenían, para no quedar marcados, y después los pasaban al cementeriocomo NN o los enterraban de noche, ya que el sereno trabajaba con ellos, y al día siguienteno pasaba nada”. La carta, considerada por la Comisión Investigadora como de “un alto grado deverosimilitud”, aseguraba que “todos estos funcionarios ahora son jefes bien vistos por lasuperioridad, por su audacia criminal y viven cómodamente después de haber saqueado asus víctimas, quedándose con dólares, objetos, etc, ya que una familia exterminada a quiénva a reclamar”.Más adelante, el texto agregaba que la familia Patti “se domicilia en Escobar y posee unalibrería y una panadería, que fueron adquiridas mientras el oficial inspector se desempeñóen la repartición local”. Y revelaba que el propio sargento Dieguez habría comentado a suscompañeros de Zárate que Patti fusiló a Cambiaso y Pereyra Rossi por la espalda, a pesarde que en ningún momento habían ofrecido resistencia.Además afirmaba: “para este hecho eligieron a Patti por sus antecedentes criminales, susangre fría y su cinismo y porque siempre se jacta de que no habla ni pasándole la picana”.La segunda parte de la misiva aseguraba que, luego de ser secuestrados en el bar Magnumde Rosario, los militantes peronistas fueron “trasladados a un galpón donde, tras grandesforcejeos, son reducidos y se les inyectan somníferos”.Mientras los secuestrados permanecían dopados, los uniformados se comunicaron con elsubjefe, comisario general Velázquez, quien a su vez se contactó con el director general deSeguridad, Menéndez. Las directivas fueron transmitidas a Alcántara, de la Regional Tigre,quien puso en conocimiento a Patti para que actúe.“El oficial principal y el cabo Spataro bajan del patrullero que conducía el sargentoDieguez y descargan sus escopetas por atrás sobre los cuerpos inermes (y anestesiados) delos secuestrados”, afirmaba el mensaje. Acto seguido, los policías habrían fraguado unenfrentamiento que nunca existió. La nota proseguía: “son colocadas en manos de losmuertos las armas calibre 38 y 9, y las hacen disparar, para demostrar en el posteriorperitaje que los muertos habían participado activamente de un tiroteo”.La carta, evidentemente redactada por alguien cercano a los hechos, denunciaba que laautopsia de los cadáveres fue realizada por “médicos amigos que, protegidos por lasuperioridad, la hicieron de cualquier forma, sin extraer los proyectiles del cráneo, como secomprobó en la segunda autopsia, y sin dejar constancia de los hematomas que presentabanlos cadáveres”. Esto fue corroborado después, el 18 de junio, con la detención del médicopolicial José Gobbi por “falso testimonio y falsificación de documento público”.Por último, la carta –que abundaba en datos e informaciones acerca de la interna policial ylas relaciones entre las distintas fuerzas y los servicios de inteligencia- concluía en que elpeor castigo para Patti sería “que le embarguen los bienes que robó durante los 20 años enla Policía (aquí, por lo menos, se exagera ya que Patti tenía 30 años en 1983). Por eso yaordenó sacar de su casa la videocasetera y uno de los televisores en color, como así unagran cantidad que juntaba de los infractores a quienes secuestraba”.Augusto Conte consideró al entregar la ampliación de la denuncia que “estos operativosjamás se hacen sin orden de las Fuerzas Armadas y generalmente los funcionariospoliciales son meros ejecutores parciales”.“En una calle muy transitada de Rosario” –agregó Conte-, “al mediodía de un sábado, enpresencia de innumerables testigos, llegan tres autos y desde su interior bajan varios de susocupantes, entran al bar, rodean una mesa, la tiran al suelo y comienzan a golpear a dospersonas. Hay sangre, retiran a las víctimas las meten en un auto y hasta se abrazan consatisfacción por haber encontrado a quienes buscaban. Después se van. Parece imposibleque todo esto suceda sin que las altas autoridades del área tengan alguna forma deconocimiento. En todo caso, son ellas las que deberán demostrar que esto no es así”.


LA IMPUNIDAD, LAS EVIDENCIAS


El sábado 18 de junio, el juez Marchetti dispuso la prisión preventiva de los tres agentes dela Bonaerense y caratuló las actuaciones como “homicidio calificado reiterado”, delito queimplica la pena de cadena perpetua. Ordenó además la detención del médico policial JoséGobbi, quien trabajaba en la seccional de Lima y tuvo a su cargo la primera autopsia sobrelos cadáveres, y del comisario Carlos Pascual Guaragna, quien había ordenado que elexamen se realizara en condiciones que fueron definidas como “viciadas”; ambos fueronacusados de falso testimonio y falsificación de documento público.El dictamen de Marchetti explicó que Pereyra Rossi “recibió un disparo de arma de fuegoen la cabeza que provocó la destrucción de todos los huesos del cráneo, de la hemicaraderecha en su totalidad y la desaparición de la masa encefálica”, que fue “efectuado desdeaproximadamente entre dos y cuatro metros de distancia”. Un segundo disparo perforó suantebrazo izquierdo a una distancia no mayor de 1,5 metros teniendo en cuenta la presenciade pólvora en la región y el tercero penetró en la región flanco izquierda, cuya distancia detiro fue estimada en dos metros.Por último, el informe se refería a las “lesiones extrabalísticas pre morten queinexplicablemente no han sido consignadas por el médico de la policía”. Gobbi omitió 16hematomas en distintas partes del cuerpo de Cambiaso “a saber, en regiones mastoidesizquierda, dorso mano derecha, dedo medio derecho y en piel despliegue entre dedo índicey pulgar”.Para ese entonces, el juez rosarino Jorge Eldo Juárez , que investigaba la denuncia de lossecuestros, había remitido ya todas las actuaciones al doctor Marchetti y pedido launificación de las causas, con lo cual confirmaba de hecho la primera parte de la dedenuncia. Juárez fue amenazado de muerte en reiteradas oportunidades, lo mismo quevarios militantes de derechos humanos.La decisión de Marchetti se basaba en el informe de los peritos designados por la SupremaCorte de Justicia Bonaerense, que había determinado que los policías involucradosdispararon a quemarropa.El 21 de junio de 1983, en el país de los 30 mil desaparecidos, la policía de la provincia deBuenos Aires presentó un recurso de habeas corpus en favor de los tres policías procesadospor el secuestro y muerte de Cambiaso y Pereyra Rossi.Vecinos de Zárate señalaron que un auto acribillado (el de Cambiaso) permaneció variashoras frente a la comisaría local. La pericia balística demostró que estaba detenido almomento de las muertes, que recibió 31 impactos de Itaka a corta distancia. Los procesadosdispararon de pie y no, como declararon, mientras perseguían a sus víctimas. En tanto, eldoctor Pedace confirmó que Pereyra Rossi también había sido torturado, tal como lopúblico el diario La Prensa el 1 de julio.Sin embargo, después varios testigos prefirieron el silencio. El 4 de noviembre, la CámaraSegunda de Apelaciones de San Nicolás confirmó el sobreseimiento provisorio de los trespolicías acusados y ratificó así el pronunciamiento previo del juez Marchetti. El tribunalconsignó en su fallo que los testigos fueron, extrañamente, modificando sus dichosoriginales. En palabras de la Cámara: “Uno no vio lo que parece insólito no viera, otro nooyó lo que era audible para cualquiera; aquel no estaba donde debía estar”. Además,calificó como “de débil contextura” la credibilidad de Patti. Pero igual dictó elsobreseimiento.La decisión fue apelada por los padres de Cambiaso y por el fiscal Leonardo Migliaro. Asíse puso fin a los cinco meses que los uniformados habían pasado en prisión. Patti comenzaba a delinear una trayectoria en la que los jueces iban a jugar un rol esencial, queno en vano lo llevaría a convertirse en el campeón de los sobreseimientos.


UN CAPÍTULO ABIERTO


En marzo de 1998, el diputado provincial santafesino, el justicialista Orlando Barquín,reflotó el tema con un proyecto para que “se agoten y arbitren todos los recursosdisponibles para el total esclarecimiento del hecho”. Como antecedente, Barquín citó lareciente reapertura de la causa judicial por el asesinato en 1976 del dirigente montonero deSanta Fe Carlos Lorenzo Livieres Banks.El legislador consideró que el secuestro y asesinato de Cambiaso y Pereyra Rossiconstituye “el último caso testigo de una metodología planificada y ejecutada por elterrorismo de Estado. Bajo el eufemismo de un ‘enfrentamiento’, se daba cuenta de losasesinatos cuando en realidad ambas víctimas habían sido secuestradas en Rosario tres díasantes de que se encontraran sus cuerpos. La autopsia así lo demostró, reconociendo laexistencia de torturas y señalando el día y hora en que se produjeron las muertes: el 14 demayo de 1983, a las 17 horas”.Patti y sus secuaces “fueron procesados y luego sobreseídos por lo cual sostenemos que elcaso no ha sido esclarecido –señaló el diputado Barquín- y que deben implementarse todoslos mecanismos legales disponibles para hallar a los culpables”. También enumeró lanormativa internacional en materia de derechos y garantías que adquirieron rangoconstitucional a partir de la reforma de 1994, pero que “hasta el momento no han sidoutilizadas para esclarecer delitos como los asesinatos de Cambiaso y Pereyra Rossi ycreemos que es nuestra responsabilidad como representantes del pueblo y militantes departidos políticos, proponer y promover todos los medios a nuestro alcance para produciruna reparación, cuando menos en términos de verdad histórica”.La iniciativa de Barquín ha encontrado no pocos obstáculos en el camino. Entre otras cosas,porque trata de establecer las responsabilidades que le caben al entonces intendenterosarino de la dictadura, y actual diputado nacional, Alberto Natale. Su partido, elDemócrata Popular, no se ha mostrado demasiado proclive a obtener justicia.Ethel y Gladys Cambiaso presentaron, en junio de 1999, ante el juez español BaltasarGarzón5una denuncia contra Bignone y Patti por asociación ilícita, homicidio calificado ysecuestro.5Desde 1996, Garzón lleva adelante en Madrid un juicio por genocidio y terrorismo de Estado, contra losjerarcas del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.

CAPÍTULO IIJUGAR A LA DEMOCRACIA


El asesinato de Cambiaso y Pereyra Rossi cuando el proceso daba sus últimos pasosdesnudaba la escasa voluntad que los uniformados, entrenados en la cultura del terrorismode Estado, tenían para ceder espacio a otro sistema que no fuera la dictadura. Sin embargo,la democracia llegó.Elegido por el voto popular, el nuevo presidente de la Nación Raúl Alfonsín, asumió el 10de diciembre de 1983. El 30 del mismo mes, Patti pasó a formar parte de la Brigada deInvestigaciones de San Martín. Y exactamente un año después, el 30 de diciembre de1984,el policía ascendió a oficial principal. En esa zona permanecería hasta febrero de 1985,cuando pasó a integrar el Cuerpo de Caballería del Escuadrón de San Isidro.Jamás fue juzgado ni condenado por su actuación durante la dictadura militar. No fueronnecesarias con él, las leyes de impunidad.En 1988, Patti se desempeñaba aún en San Isidro. El 7 de setiembre se le instruyó un nuevosumario caratulado “Tentativa de robo, atentado y resistencia a la autoridad, lesiones gravesen riña, privación ilegal de la libertad y robo de automotor calificado”.Según su legajo, el 5 de setiembre a las 16 Patti patrullaba en un Peugeot 505 acompañadopor el médico veterinario Ricardo Guagliano hacia la Panamericana. De acuerdo con lasafirmaciones de los policías, tres hombres armados bajan de un Ford Sierra verde ycomienzan a dispararles. Después de un intenso tiroteo los supuestos delincuentes escapanuno a pie y dos en el auto. A los 80 metros embisten a un Renault 6 y se suscita la segundaparte del enfrentamiento. Allí sí, uno de los perseguidos es capturado. Patti y su copilotoresultaron ilesos. El detenido es Victor Sánchez, argentino, de 28 años. Tiene heridas debala con entrada y salida en la pierna izquierda, el brazo izquierdo, la cadera derecha y elhemitórax derecho. Hubo otros dos baleados que nada tenían que ver con la persecución: unhombre de 32 años recibió un disparo en el maxilar izquierdo y un joven de 21, fue rozadopor un proyectil en el pómulo izquierdo.


1989: LA TABLADA


El 23 de enero de 1989, también durante la presidencia de Raúl Alfonsín, un comando delMovimiento Todos por la Patria (MTP) intentó copar el Regimiento de InfanteríaMecanizada 3 de La Tablada, ubicado cinco kilómetros al suroeste de la ciudad de BuenosAires. Fue sofocado, pero las consecuencias fueron terribles y las pérdidas humanas ypolíticas resultaron inconmensurables.Hubo 39 muertos, diez asesinados luego de su detención, cinco cadáveres que nuncapudieron ser identificados por el estado en que quedaron y tres desaparecidos. La represióncontó con bombas de napalm (fósforo blanco) prohibidas por la Convención de Ginebra.66La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concluyó en noviembre de 1997,responsabilizando al Estado argentino por violaciones a los derechos humanos cometidas durante larecuperación del cuartel y consignó que ese episodio dejó como saldo 19 personas fallecidas, 4 ejecutadasextrajudicialmente y 6 desaparecidas.


Luis Abelardo Patti participó de la represión en La Tablada. Veintitrés días antes había sidoascendido a subcomisario y había sido trasladado desde San Isidro a la Unidad Regional deSan Martín.Patti admitió públicamente el 17 de noviembre en declaraciones al diario La Nación: “Sí, escierto, estuve en la recuperación del Regimiento de La Tablada al frente de un grupo deCaballería de San Isidro, cuando los subversivos pretendieron tomarlo. Por eso, quizá,algunos sectores de la izquierda me condenaron públicamente antes de que la Justicia seexpidiera”. Lo concreto es que Patti integró las fuerzas de seguridad que aquella mañanautilizaron todos los métodos, aún los no permitidos, para sofocar el intento del MTP. Cadavez que puede, resalta que tiene más de 50 denuncias en su contra; pero nunca habla de suincursión represiva en La Tablada.El 23 de febrero de 1989, exactamente un mes después del ataque, la Cámara de Diputadosde la provincia de Buenos Aires afirma que vería con agrado que el Poder Ejecutivoincluyera en el legajo del policía el reconocimiento por su desempeño en la recuperacióndel Regimiento de Infantería 3 de La Tablada.


EL DIPLOMÁTICO


“Por cuanto el Señor Luis Patti ha puesto de manifiesto una extraordinario vocación alservicio de la comunidad y por su labor en la defensa de la seguridad e integridad de lapoblación, se le extiende el presente diploma”.En 1989, Patti se desempeñaba como subcomisario en la localidad de Ingeniero Maschwitz.A fines de diciembre fue galardonado con un diploma que otorgaba el diario “La HoraActual”, de Garín. Figuraba entre los personajes del año junto a varios periodistas zonales,un ciclista, un colectivero, un suboficial de la Policía Federal Argentina, un flamanteconcejal, el animador de radio Mochín Marafiotti y Carlos Flores, “amigo personal,colaborador y destacado actualmente como locutor oficial de la Presidencia de la Nación”.El periódico llevaba en su portada una frase de Raúl Scalabrini Ortiz: “Lo importante no escambiar de collar sino dejar de ser perro”.El editorial de la publicación estaba firmado por su director José da Fonseca Figueira ycomenzaba con una pregunta curiosa, teniendo en cuenta que había dos uniformados entrelos agasajados: “¿Por qué estamos tan desamparados; por qué no es frecuente ver a losmóviles policiales recorriendo las calles de Garín?”. Después, el autor explicaba que losresponsables no eran los efectivos que su diario estaba honrando.“ Los dos vehículosafectados al servicio están en reparaciones, la comisaría carece de la suficiente cantidad depersonal, responsabilidad que nos consta no es del jefe de la misma “(...)“Verá el ciudadanocuán grande es la responsabilidad de los efectivos garinenses que recorren los diversosbarrios utilizando sus propios vehículos, solventando sus gastos y recargados en sus horasde servicio”, agregó.Pero súbitamente, el director perdió la calma y –ya sin tapujos- agregó: “Eso no lo ve elciudadano y entonces jode y dice que el comisario no se preocupa. Entonces, ahora yo lepregunto: ¿Cómo hace entonces el comisario Sánchez Richieri para mantenerse desde hacecinco años en Garín?”


CAPÍTULO III “EL MACHO DE PILAR”


“Argentine police torturer enjoys status of a hero”artículo referido a Patti en el diario británicoLondon Times, 14 de octubre de 1990.“Un informe del CELS y de Americas Watch, de fines de 1991, sobre violencia policial enArgentina indica que el silencio de la sociedad contribuye a la práctica violenta y al sistemade impunidad. Allí aparece como figura paradigmática la del ex subcomisario LuisAbelardo Patti, acusado en 1983 por el asesinato de dos militantes peronistas. También sehace referencia a la causa por apremios ilegales en Pilar, abierta contra Patti en 1990. Eseaño, el juez de San Isidro Raúl Alberto Borrino dispuso su arresto el 2 de octubre porapremios ilegales contra dos hombres acusados de robo. “Patti condujo torpemente lainvestigación. No obstante éste sigue siendo el ejemplo más notorio de la forma en que elsistema no sólo brinda impunidad sino que, de hecho, recompensa la violencia”, concluyeel informe (Revista Esto, 3 de enero de 1992).Los sospechosos confesaron el robo, pero Borrino no dudó en formularle a Patti el cargopor tortura, muchos más grave e inusual en Argentina. “Las víctimas afirmaron que habíansido trasladadas no a la comisaría sino a una casa en las afueras de Pilar, donde una deellas, (Mario) Bársola, fue golpeada y sometida a la tortura del submarino seco”, señalabael informe judicial. Cuando Patti llegó conectó una batería a un aparato eléctrico y le aplicócorriente en los testículos. Ante los gritos de dolor de Bársola, el otro detenido, (Miguel)Guerrero, le suplicó a Patti que se detuviera. Entonces, el policía preguntó: “¿me estabashablando a mí?” y luego comenzó a aplicarle corriente a Guerrero también.A las 20.30 del 11 de setiembre, Bársola fue detenido y trasladado con los ojos vendados enel asiento trasero de un auto (tapado con una frazada) por un camino de tierra hasta unavivienda prefabricada revestida de material. Miguel Angel Guerrero vendía churros yfacturas todas las mañanas en la estación de Pilar. Fue apresado en “hora incierta”, pero conanterioridad. Sus declaraciones son coincidentes. Recibieron golpes de puño y sufrieron unprincipio de asfixia porque se les aplicó una bolsa de plástico en la cabeza. “Dénle máquinaque este se está haciendo el boludo” es una frase que Bársola puso en boca de Patti.También lo acusó de haberle aplicado personalmente la picana eléctrica. Guerrero certificósus dichos y quedó detenido acusado de “robo de automotor” no calificado, a partir de suextensa confesión bajo tortura.


PILAR


El subcomisario Patti poseía, en 1990, dos panaderías con horno, un impecable automóvilBMW blanco, un Rolex de oro.Llegó a Pilar el 10 de agosto de ese año, después de seis meses de gestiones de laCooperadora Policial ante el gobierno bonaerense. El reclamo para que el subcomisarioabandone Maschwitz y se traslade a la ciudad de los countries fue respaldado por lasautoridades locales del justicialismo, el radicalismo, la Ucedé y la Unión Vecinal deRicardo López Herrero, ex intendente de la dictadura entre 1981 y 1983.Pilar tenía en 1990, ciento cincuenta mil habitantes. Patti, de 37 años, se hizo cargo de lacomisaría 1ª a principios de agosto, reemplazando al subcomisario Juan Carlos Losada,quien fue trasladado a la seccional 2ª de Derqui. Lo primero que hizo fue convocar a unaconferencia de prensa: “¿El periodismo de Pilar es de izquierda o de derecha?”, preguntó.Según los vecinos, entre agosto y setiembre las denuncias sobre delitos bajaron el 60% y seaclararon 40 hechos graves. Por eso cuando se conocieron los rumores sobre su posiblerelevo, unas 3 mil personas convocadas por la Sociedad de Comerciantes e Industriales delpartido le reclamaron al intendente, Jorge Telmo Pérez, que lo evitara. Paralelamente, lascámaras del noticiero televisivo “Nuevediario” registraron en la comisaría la entrada dedos presuntos delincuentes, que resultaron ser policías de la seccional, dedicados arespaldar con ”evidencias”, el reclamo de los pilarenses.Con una escenografía plagada de pancartas que afirmaban “¡Patti no se va!”, “Macho comoquebracho”, “Patti te necesitamos” o “Pilar con Patti”, el acto logró transmitir lo quepretendía. “Ha demostrado su eficacia y celo profesional”, rezaba el comunicado firmadopor las principales instituciones de Pilar. Los atípicos manifestantes destacaban ser“ciudadanos argentinos que buscan la seguridad y la vida pacífica en sus hogares” y decíanestar “hartos de asaltos, violaciones, irrupciones en las casas, robos y depredaciones”.“Con él teníamos a los pibes durmiendo en casa. Limpió Pilar del puterío, que quiere quele diga”, explicaban los comerciantes.En marzo de ese mismo año, el juez Borrino en Vicente López había ordenado la detencióndel comisario y de un oficial principal de Carapachay, involucrados en un caso de extorsióncontra un joven de la zona.Según lo acreditado por los médicos forenses de la Suprema Corte de Justicia provincial,mientras estaban encapuchados, Bársola y Guerrero recibieron picana eléctrica en lostestículos, sofocación con bolsa de polietileno, quemaduras de cigarrillos, patadas ygarrotazos.El propio Borrino le comunicó a Patti que sería detenido, después de indagarlo durante sietehoras. “Es una infamia, una barbaridad”, reaccionó el subcomisario.Patti tomó “licencia médica” debido a “un síndrome depresivo”. El comisario mayorAlberto García Paredes, titular de la Unidad Regional de General Sarmiento, encargado dedetenerlo, informó que también el oficial subinspector Vicente Oscar Schonfeld, el cabo 1ºRicardo Eduardo Brizuela y el agente Eduardo Adrián Loyola habían tomado susvacaciones anuales, por lo que se desconocía su paradero. Todos ellos estaban acusados departicipar de las sesiones de tortura a Guerrero y BarsolaPese a su síndrome depresivo, Patti pasó su día de licencia médica, haciendo declaracionesa las agencias noticiosas y a una radio por cable de Pilar. “Apremios ilegales son muchascosas, por ejemplo interrogar durante dos horas seguidas a un detenido”, dijo.Y luego agregó una definición que quedará en la historia de la Bonaerense, como símbolode una institución formada en el autoritarismo y confiada en su impunidad para hacer ydeshacer: “Voy a ser claro para que se entienda. La Policía, para esclarecer un hecho, tieneque cometer no menos de cuatro o cinco hechos delictivos. De lo contrario no puede esclarecer absolutamente nada. Esto ocurre en la Argentina y en cualquier parte del mundo.¿Cuáles son esos delitos? Privación ilegal de la libertad, apremios y violación de domicilio,entre otros. Cuando los comisarios no esclarecen hechos es porque, como se dice en nuestrajerga, no se la juegan” (Clarín, 4/10/90). No hubo denuncias en su contra por apología deldelito.Borrino se vio obligado a responder: “Es inaceptable que un cuerpo de 40 mil hombres nopueda detener a una persona que anda haciendo declaraciones radiales”. La investigacióniniciada por Borrino tras el testimonio de Guerrero, un joven de 23 años sin antecedentespoliciales, habría permitido identificar el lavadero de camiones donde por las noches, trasencender las máquinas para ahogar los gritos de sus víctimas, el eficiente Patti llevaba acabo sus hábiles interrogatorios.Finalmente, el 4 de octubre, Patti se entregó acompañado por su esposa Beatriz IsabelinaMalagrida y se puso a entera disposición del jefe de la Policía Bonaerense, OsvaldoSamohano7. Poco después salió en un Ford Falcon junto a su superior, rumbo a lacomisaría 4ª de San Isidro.Irene, la madre del picaneado Bársola, acotó: “Pobrecito, no sé cómo no murió luego desoportar tanta tortura desde las ocho de la noche del martes hasta las cinco de la mañana delmiércoles, mientras en la comisaría nos negaban que estuviera detenido: hubiese sido máspiadoso que después de dejarlo así le hubiesen pegado un tiro”.Por ese entonces, Patti alcanzó fama internacional Su caso figuró en la edición del“London Times” del 14 de octubre de 1990 bajo el título “Argentine police torturer enjoysstatus of a hero” (“Un policía argentino torturador disfruta la categoría de héroe”).


LA CARA POR PATTI


La detención del subcomisario encendió el debate político.El presidente Menem avaló al detenido al declarar “hace todo bien, porque limpia a unazona del Gran Buenos Aires de delincuentes. Ha demostrado en los hechos que es capaz decombatir con éxito el delito”.El 6 de octubre de 1990, luego de realizar una asamblea en la plaza de Ingeniero Maschwitzy de ser arengados por el comisario Luis Ré8, tres mil vecinos de esa localidad, Pilar,Escobar y Garín se movilizaron hasta la comisaría de las barrancas de San Isidro paraorganizar un acto en apoyo a Patti.Carlos Decurnex, presidente de la Fuerza Vecinal de San Isidro, era uno de losorganizadores de actos y campañas a favor del comisario preso por torturas; era ademáspresidente de la Cruzada Cristiana Anticomunista (Cucar), integrante del ConcilioInternacional de Iglesias Cristianas, una colateral de la Secta Moon, tal como lo7Según aseguró el diario Sur, Samohano se desempeñó como oficial de Inteligencia durante la últimadictadura militar.8Luis Ré y Patti habían recorrido caminos similares. Ré también tuvo activa participación en la represiónilegal. Según el legajo 1276 de la Conadep, se desempeñó en el campo de concentración conocido como “ElBanco”, en la división cuatrerismo de la Policía Bonaerense. El Banco era casi una sucursal del Regimientode Infantería 3 de La Tablada y Ré ocultaba su identidad bajo el inofensivo mote de Pelusa. Ya endemocracia, continuó actuando sin mayores dificultades hasta que perdió sus piernas y un testículo durante larecuperación del regimiento ante el ataque del MTP, en enero de 1989. Patti, en cambio, salió ileso. Rétrabajaba para los Servicios de Inteligencia del Ejército en los 70. Diez años después, no dudaba en admitir sufiliación carapintada, mientras gozaba de la protección de Amalita Fortabat y conocidos políticos de la Ucedé documentaron los periodistas Juan José Salinas y Guillermo Villalobos en el desaparecidodiario Sur, el 8/10/90.Desde la cárcel, Patti atendía llamados permanentemente y con frecuencia recibía amigos,familiares y simpatizantes. Uno de los visitantes ilustres que tuvo durante sus 26 días dereclusión fue el ex interventor de YPF, amigo de Aldo Rico y dirigente del MID, RogelioFrigerio.El mismísimo jefe de la Policía Bonaerense, Osvaldo Samohano lo visitó en su calabozode la comisaría 4ª de San Isidro. Al salir minimizó el motivo por el cual su subordinadoestaba tras las rejas: “Ha tenido una gestión bastante acertada, más allá de esteinconveniente”. Y luego agregó: “no es extraño que a un policía lo denuncien por torturas,pero lo más importante surgirá de las investigaciones. Denuncias de este tipo debe haberveinte por día en diferentes comisarías”. Poco después incluso el gobernador de laprovincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, enfatizó: “(Patti) goza del más amplio apoyo ysolidaridad de su institución e inclusive del mío”.Como si no hubiera en el caso Bársola-Guerrero semiplena prueba -testiculos macerados yquemados por la electricidad, alambres y sogas ensangrentados-, Patti dijo que “nunca”torturó a un detenido, a horas apenas de haber vociferado que para resolver un delito hayque cometer al menos cuatro o cinco.


PRISION PREVENTIVA POR TORTURAS


“Queda probado que durante la noche del día 11 y la madrugada del día 12 del mes desetiembre de 1990 en una casa ubicada en las cercanías de la ciudad de Pilar, dos personasprivadas legítimamente de su libertad fueron sometidas por cuatro funcionarios policiales agolpes y quemaduras en fosa ilíaca la una, y a golpes y paso de corriente eléctrica por susgenitales la otra”. Con previa cita de exámenes médicos, declaraciones testimoniales,inspecciones oculares y otras constancias, el párrafo fundamentaba la prisión preventivapara el subcomisario Luis Abelardo Patti. El 8 de octubre el juez de San Isidro, Raúl Borrino, dictó la prisión preventiva para Patti enla causa sobre “tormentos reiterados”, de acuerdo con el artículo 144 del Código Penal. Setrata de un delito que prevé penas que oscilan entre los 8 y los 25 años de prisión. Susvíctimas, Miguel Guerrero y Mario Bársola estaban detenidos -con preventiva- desde el 18de setiembre en la comisaría de San Miguel.Los abogados defensores de Patti, Stella Maris Castelli y Ricardo Rusian apelaron ladecisión, pero el juez no dio lugar al reclamo. Además, el “Macho de Pilar”, designó comoperito de parte al doctor Osvaldo Hugo Raffo, ex jefe de Medicina Forense de laBonaerense y de recordada intervención en el caso Monzón.“En ningún país de Occidente, la tortura está admitida como método de seguridad o recursopolicial”, dijo el fiscal Luis Moreno Ocampo. “¿Y entonces por qué la gente apoya alsubcomisario Patti?” preguntó la periodista Rosario Lufrano. “Porque todavía no les tocó aellos”, sentenció Moreno Ocampo en uno de los pocos diálogos que se dieron en los mediosde comunicación donde no hubo elogios para el presidiario.Rolando Hanglin, desde Radio Continental, Mariano Grondona, Bernardo Neustadt yGerardo Sofovich, desde las pantallas de TV, bregaron insistentemente en defensa deltorturador y de sus propuestas. Ninguno de ellos fue querellado por apología del delito.Tampoco el presidente Menem. En cambio, el entonces diputado ucedeísta y hoy hipermenemista Alberto Albamonte síadvirtió que iniciaría un juicio político contra el juez Borrino, arguyendo que manifestaba“permisividad con los delincuentes y severidad contra quienes lo combaten”. No faltó quienrecordara que el magistrado fue abogado del Sindicato Gráfico Argentino, que dirigíaRaimundo Ongaro, y estuvo vinculado con los derechos humanos.Tres periodistas del diario “Sur” que siguieron el caso fueron amenazados por unautodenominado“Comando de Interfuerzas Policiales (CIPA)”, lo mismo que el diputadoAlberto Aramonui, del Partido Demócrata Popular, y el propio juez Raúl Borrino.El abogado Marcelo Parrili, por ese entonces dirigente del Movimiento al Socialismo(MAS) y parte querellante en el Caso Cambiaso-Pereyra Rossi, era uno de los pocos que sepermitía disentir con la tropa de los más pattistas que Patti: “La solución al problema de laseguridad es democratizar la policía. Meter en la cárcel a los torturadores como Patti, loscorruptos y los coimeros, y formar comisiones vecinales de prevención del delito. Elegirpor el voto a los comisarios, controlar su gestión y establecer el juicio oral, público y porjurados en el ámbito penal. Hay una campaña para que se le den más atribuciones a lapolicía, cuando hay decenas de policías detenidos, procesados y hasta condenados portorturas, apremios ilegales y homicidios”.Las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora emitieron un comunicado repudiando lasamenazas del CIPA. Además, recordaron que ya en 1976 una mujer denunció a Patti portorturador ante los tribunales de San Isidro y ese mismo año el policía participó delasesinato de dos adolescentes en Pilar.Juan José Salinas ofreció un panorama certero de aquel período, en una de sus columnas enel Diario “Sur”, bajo el título de “Viva la muerte”: “De eso justamente se trata. Ya que nohay salariazo ni revolución productiva, es necesario que haya suplicios y pena de muertepara controlar a la legión de desarrapados que no puede sobrevivir dentro de la ley. Dejarlibre a Videla y compañía, solidarizarse con Patti y proponer pena de muerte para asaltantesy rateros, una misma cosa. Ridícula. Pero siniestra”.


AQUÍ NO HA PASADO NADA


El 23 de octubre la Sala I de la Cámara Penal de San Isidro aceptó la recusación de Borrinoque había presentado la defensa de Patti por supuesta “enemistad manifiesta, odio contra elsubcomisario, apasionamiento y temible parcialidad”. La Sala, que estaba integrada porJuan Carlos Fugaretta (su presidente), Roberto Borserini y Augusto Díaz Ojeda, no tuvoempacho en anular la prisión preventiva. Al momento de absolver a Patti, Fugaretta tenía yaen su haber la responsabilidad en la “nulidad” de la sentencia que condenaba a uno de losmás conspicuos agentes de la siniestra Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), AníbalGordon. Había hecho toda su carrera al frente de un juzgado de menores; el ámbito penalno era su especialidad.De allí en más, el asunto a discutir era si se dictaba la nulidad de todo lo actuado o si, almenos, algunos actos serían convalidados. “El juez del odio” como se lo llamó a Borrino,fue reemplazado por Raúl Casal, hermano de un coronel del ejército y hombreacostumbrado a cargar un arma en su portafolios.Patti comenzó a gozar de las mayores comodidades para hacer declaraciones cotidianas a laprensa desde su calabozo convertido en improvisado despacho. A tal punto que se animó aanunciar su propia libertad: “Confío plenamente en la justicia y esto sucederá en pocos díasmás, mañana o el martes” precisó. Para mantener las formas, el juez Casal trasladó a Patti ala comisaría 1ª de Olivos y le prohibió continuar con sus pronósticos radiales hasta que,efectivamente, se cumplieran los plazos establecidos.


Fue entonces cuando, consultado por el asesinato de los dirigentes montoneros Cambiaso yPereyra Rossi, Patti se erigió en uno de los abanderados de la llamada “reconciliaciónnacional”: “Yo no quiero entrar en querellas. Todos los días observamos que el PresidenteMenem y hombres de altos planos del Gobierno dicen: ‘No volvamos al pasado’, así que,¿para qué volver a los rencores?. No tiene sentido”.Finalmente, tal como el subcomisario había adelantado, el 1º de noviembre el juez Casaldispuso el sobreseimiento provisional en la causa por tormentos contra Patti y los otros trespolicías de la comisaría 1ª de Pilar, Schonfeld, Brizuela y Loyola. El trío estuvo prófugohasta que sus defensores les garantizaron que Borrino sería recusado. No obstante, elletrado de Loyola, Edgardo Frola no se hizo ver en demasía. Probablemente, su pudor sedebiera a que otro de sus clientes, el ex carapintada Aldo Rico, no quería verse involucrado.Lo concreto es que en minutos todos quedaron en libertad. Casal resolvió previamente lanulidad de las principales piezas sumariales: el peritaje que probaba el pasaje de corrienteeléctrica por los cuerpos de los detenidos, el reconocimiento que hicieron de los policías yvarios testimonios presentados en ese sentido.Ya de regreso en Pilar, un periodista le preguntó:-¿No se le ocurrió que podría aprovechar su popularidad para postularse, por ejemplo, paraintendente de Pilar?-Soy policía de vocación. De política no tengo ni idea, sentenció el futuro precandidato agobernador del menemismo en la Provincia de Buenos Aires.En aquellos días también, el juez Omar Facciuto sobreseyó definitivamente al acaudaladocomisario general (R) Jorge Silvio Colotto9en la causa abierta en su contra por “apologíadel crimen”. Fue el comisario general Samohano quien anunció que Patti seguiríasuspendido, sin goce de sueldo y sin permiso para usar uniforme ni armas hasta quefinalizara el sumario administrativo, en 60 días.Samohano agregó que la disponibilidad preventiva se mantendría hasta que se determinarasi Patti se apartó o no de las normas vigentes en la institución. Al parecer no se desvió ni unápice. Por su parte, Patti insistió con que Guerrero y Barsola “se autotorturaron” y agregó“está es una metodología bastante común, que todos conocemos”.El 16 de noviembre, el subdirector general de Seguridad de la Bonaerense, comisariomayor Luis Astudillo puso en funciones a Patti, nuevamente al frente de la comisaría dePilar. “Voy a continuar trabajando de la misma manera y con la misma conducta. Sigocreyendo en la buena policía, que gracias a Dios es la mayoría. No nos apartemos de lo quehemos venido haciendo hasta hace un mes”, dijo.En diciembre de ese año, recibió una plaqueta recoradatoria “por su labor en materia deseguridad”. El homenaje fue encabezado por el titular de la Coordinadora de ActividadesMercantiles Empresarias(CAME), Osvaldo Cornide, muy vinculado por entonces a losgrupos carapintadas. Acompañaron su iniciativa el ex presidente de la Sociedad RuralGuillermo Alchouron, el titular de la Cámara Argentina de Supermercados, Ovidio Bolo, yel ex campeón náutico Daniel Scioli.El mundo del espectáculo, también le abrió sus puertas. A principios de 1991, la revistaGente organizó, como es costumbre, su número aniversario con los personajes del año.Todos, modelos, políticos y boxeadores aceptaron mostrarse junto al subcomisario amigo9En declaraciones radiales, Colotto se había jactado de haber ordenado pasar por “la plancha” a unexhibicionista para escarmentarlo. Pero a esa altura el comisario cargaba ya sobre sus espaldas con un pasadolúgubre. A principios de los ’70, se desempeñó como jefe de la guardia de infantería de la Policía Federaldurante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse. Fue director general de Orden Urbano de esa fuerza entre1975 y 1976; camarada y socio en una empresa de seguridad del ex jefe de la Federal y fundador de la TripleA, Alberto Villar. Hoy sigue, como muchos otros, estrechamente vinculado al ex almirante Massera de la picana. Detrás de él, en cuatro fotos y siempre sonriente posó el cómico AntonioGasalla. Sólo el escritor Osvaldo Soriano, Charly García y la monja Martha Pelloni senegaron a formar parte de aquella tapa.


FINAL, FINAL


Desde1983, el cuerpo de peritos forenses de la Suprema Corte de Justicia bonaerense habíarecibido menos de un pedido de análisis anual por torturas. En 1990,año de indultos, la tasasubió a ocho. Dos involucraban a Patti: la del juez Borrino por apremios ilegales en Pilar yla que atendía en Morón el doctor Carreras por el caso de la Municipalidad de Merlo.La Cámara de Apelaciones de San Isidro lo absolvió el 24 de noviembre de 1995, alegandoque el transcurso de cinco años obligaba a declarar extinguida la acción penal porprescripción y recordó en su fallo que ya había revocado dos sobreseimientos y ordenado laaceleración de las medidas, por cuyo incumplimiento observó en su momento al juez JuanCarlos Tarsia.En marzo de 1997, Horacio Verbitsky escribió en Página 12: “Patti recusó a Borrino ycinco años después fue sobreseído por argucias procesales que motivaron una observaciónde la Cámara al juez Juan Carlos Tarsia que dejó vencer los plazos”.En 1997, al ser consultado sobre el caso, Patti lo resumió en estas palabras: “Hubo unintento de violación a una nena de once años, esclarecimos el hecho y se consiguió unacondena de 22 años de cárcel para los culpables. Hubo una denuncia por apremios ilegales.Pero a mí me interesaba que estos canallas no quedaran impunes y afuera. Eso se logró”.En agosto de 1999, la Corte Suprema de Justicia bonaerense, confirmó la prescripción de lacausa.


CAPÍTULO IVEL CASO MARÍA SOLEDAD


“Por un tiempo, para el subcomisario acusado de torturadorque el presidente Menem eligió para resolver el crimen deMaría Soledad se habrán acabado las cámaras de televisión,la imagen de superhéroe, las largas sobremesas en La Tinajadonde todo el que quisiera podía escuchar sus hipótesis sobreel crimen. Si hasta aquí justificaba veladamente la ilegalidaden nombre de la eficiencia policial, su incapacidad pararesolver el caso no le deja salida. No es sencillo ser sheriff enel noroeste argentino.”Ernesto Tenembaum, 2/3/91, Página 12A principios de 1991, Patti viajó a Catamarca para investigar el crimen de María SoledadMorales, la joven de 17 años asesinada el 8 de setiembre de 1990. Los propios padres de lavíctima habían solicitado la presencia del famoso policía, entonces subjefe del grupooperativo de élite Halcón.Menem envió también al jefe de la División Homicidios de la Policía Federal, comisarioEnrique Saladino. Aunque escasas, las críticas se hicieron oír. Un grupo de militantes dederechos humanos abandonó la Comisión Pro Esclarecimiento y Justicia tras calificar aPatti como “un torturador que nada tiene que investigar”. En la provincia de Buenos Aires,el jefe del bloque de senadores radicales, Miguel Angel Tocci dijo: “Patti es, por lo menos,un sospechado de haber infringido torturas y otros apremios ilegales a detenidos y, por esoprecisamente, estuvo arrestado y es actualmente objeto de un sumario de carácter penal”.El juez que atendía el caso María Soledad, Jorge Córdoba Ruiz de Huidobro, presentó surenuncia cuando se enteró de la designación. “No puedo permitir en Catamarca a unhombre que dice que se llevará a los culpables a los tiros. Mi deber como juez es defenderla vida, aún la de los delincuentes”.El 8 de enero el subcomisario llegó a Catamarca, asegurando que llevaría a los culpables ala cárcel “sean quienes sean y aunque se resistan a tiros”. Menem lo había rescatado delolvido tan temido y lo había devuelto al centro de la escena nacional.La comisión especial que dirigía estaba integrada por varios miembros del grupo Halcón: eloficial principal Marcelo Alberto Rosemblum, el oficial inspector Eduardo González, lossargentos Alberto Pereyra, Néstor Fedres y Ricardo Junco; y los cabos Hugo Godensi yGabriel Mora. Dos halcones de choque, el casi abogado y futuro actor Jorge Avesani10y “ElRuso” Rosemblum, un investigador con varias decenas de homicidios resueltos.10Avesani estuvo en la investigación del caso Oriel Briant (la mujer del profesor Federico Pippo, asesinada,un caso policial muy resonante e irresuelto en los años 80) y en el desbaratamiento de cinco bandas quetenían en su poder 1.700 motocicletas de alta cilindrada. También le correspondió la investigación por elintento de asesinato al juez Mackintach, de San Isidro, logrando la detención de dos de los atacantes”. Al llegar se mostró modesto: “Algunos diarios nos mencionan como un grupo de élite y esono es exacto. Se trata de un grupo con gran espíritu de trabajo y sacrificio y una altaidoneidad. Ninguno de nosotros es más o menos que el resto de los 42 mil hombres queintegran la Policía Bonaerense”.Durante varios días los halcones se dedicaron a recorrer el terreno esperando un nuevo juez.Hablaban con los lugareños mientras Patti atendía un teléfono habilitado especialmentepara recibir informaciones sobre el crimen de María Soledad.Poco antes de que la comisión viajara a Catamarca, el periodista Enrique Sdrech afirmabaesperanzado desde las páginas de Clarín: “Lo que queda claro es que cada integrante delgrupo tiene mucha experiencia. Patti esclareció en muy poco tiempo el secuestro yasesinato del industrial Corapi, vinculado con la empresa Sagasti Muebles, como también elsecuestro, violación y asesinato de tres niños en la zona de Escobar.“Para mí es un enorme halago que Patti me haya seleccionado para esta labor y no puedodefraudarlo ni a él ni a la repartición”, dice el subcomisario Avesani.Pero en el recuento, pesarían más los otros antecedentes cosechados por Patti en más deveinte años en la Bonaerense. Tanta experiencia no implicaría demasiada elaboración en latesis: “crimen pasional”, sentenció el subcomisario. La Justicia tardaría 7 años endesmentirlo.Aún faltaba un integrante de la comitiva. Luis Patti juraba no conocerlo personalmente.Pero Alfredo Péculo11–designado al igual que él por el subsecretario de Justicia, CésarArias- se deshacía en elogios y admitía ser un “fervoroso hincha” del subcomisario. Llegó adeclararle su admiración desde una pintada con su firma en un paredón de San Isidro querezaba “Huésped de Honor”.


UN COMISARIO DE PRINCIPIOS (DE SIGLO)


En los primeros días de febrero, estuvieron reunidos en una oficina del juzgado, el doctorVentimiglia, el subcomisario, la secretaria del juez y uno de sus asistentes, el oficial de laPenitenciaria y abogado Alfredo Kershman. Un catamarqueño escuchó el diálogo, que pudoconfirmarse con casi todos los protagonistas.Patti: -No se puede seguir así. Ustedes lo encanaron a Luque y no me dejaron espacio paraapretarlo a Tula.Kershman: -Disculpame: ¿qué querés decir con apretar?Patti: -Vamos, viejo. Vos sabés perfectamente que los crímenes se resuelven, acá y en todoel mundo, haciendo hablar a los que saben quiénes son los culpables.Kershman (ya a los gritos): -Si para descubrir un delito vamos a cometer crímenesaberrantes prefiero que quede sin resolver.11Péculo era entonces licenciado en administración de empresas y dueño de la Cochería Paraná. Tenía 49años, cuatro hijos y una frase hecha que lo definía como “peronista de alma”. “Yo no tengo expectativas decargos políticos. Hago política por vocación y gasto en política lo que me sobra; en lugar de tener cuatrocaballos de carreras o cuatro amantes, aporto lo que puedo al peronismo”, repetía.En octubre de 1990, Péculo le había confesado a la revista Gente: “No soy policía, pero lucho con mi prédicaconstante contra el no consumo de drogas (sic) y para ello tengo una institución desde donde nos dedicamos ala recuperación de adictos”. Había aprovechado la oportunidad para reivindicarse como “un amigo de losmilitares”, a pesar de que –según dijo- “en el 76 me metieron preso”. Patti (también gritando): -Si lo dicen el juez o la secretaria, me lo banco. Pero vos sos ununiformado y esto es una traición.El juez Ventimiglia impidió que llegaran a las trompadas pero fue el primer encontronazoque terminó con el alejamiento del subcomisario. La discusión se produjo después deltestimonio del jardinero Aragón, quien había aportado a la causa el dato de que el fin desemana clave, el aire acondicionado de la habitación de Guillermo Luque estabaencendido, algo que ocurría sólo cuando el muchacho estaba allí. “Y no sé por qué –agregóel hombre- hace unos días me vino a interrogar la gente de Patti. Me ponían una bolsa denylon en la cabeza y no me dejaban respirar”.La primera vez que Patti planteó a funcionarios del juzgado la necesidad de “apretar”testigos, trató de tranquilizarlos: “No se preocupen el bolseo no deja huellas”.Cuando el juez elevó sus primeras quejas, el subsecretario de Justicia, César Arias, leexplicó que prorrogaría el mandato del policía por pedido expreso del primer mandatario.


UN PEZ GORDO QUE SE ENTREGA


A pesar de que se desvivían por preservar su identidad, los miembros del grupo Halcón nopasaban desapercibidos; eran hombres de contextura gruesa, anteojos negros y pelorecortado, y andaban casi siempre de vaqueros, chombas oscuras o camisas de coloresfuertes. Se los veía caminando las calles, acelerando sus Ford Falcon o en cualquiera de losrestaurantes de la ciudad. También los cuatro guardaespaldas de Péculo llamaban laatención de los catamarqueños.Entraron en acción con la captura del ex jefe de la Policía provincial Miguel AngelFerreyra, quien había actuado como jefe del centro de detención Julio Herrera durante ladictadura. Después llegó el arresto de Luque, ordenado el martes 12 por el juezVentimiglia; el hijo del diputado provincial eligió la tarde del jueves 14 para entregarse alsubcomisario.Aún entonces, la tesis de Patti apartaba de la causa a Luque y reducía a una cuestión deamoríos el homicidio de la joven. El 23 de febrero de 1991 aseguró: “Guillermo ya fuecondenado por la sociedad catamarqueña. Aunque se demuestre que es inocente, para lagente seguirá siendo el culpable”. “Está abatido moralmente, pero parece tener muchaconfianza en la Justicia”, agregó con preocupación. Quizás por eso no le preguntódemasiadas cosas. “Es el juez quien debe indagarlo”, remató.Luque quedó detenido en una celda pegada a la que ocupaba Ferreyra. Este comisario habíasido el primero que estuvo a cargo del caso y era socio comercial de Angel Luque en elnegocio de ropa deportiva “Free Time”; conocía al acusado desde la infancia.En esos días, la represión durante la 23ª Marcha del Silencio en Catamarca terminó con undisparo que atravesó hígado, intestino grueso, pulmón y bazo de un albañil de 20 años ycon un niño de 9 años con un balazo en la cabeza.Poco antes, el subcomisario había pedido que le enviaran policías de refuerzo y lacomisión había recibido una quincena de prórroga para resolver el crimen, por ordenexpresa del presidente Menem. Allí se suman el subcomisario Oscar Niwes, el sargentoJuan Carlos Gómez y el cabo José Luis Mizza.Aquellas declaraciones asegurando que Luque ya había sido condenado por Catamarcageneraron el pedido de alejamiento por parte de Ada Rizzardo de Morales. Al enterarse Patti dijo: “Están en todo su derecho, no tengo nada que objetar. Los padresson los únicos que pueden acertar y equivocarse en este proceso. Me voy, posiblemente laprimera semana de marzo, con la conciencia tranquila”.El seguía sosteniendo la versión que incriminaba a Luis Tula y adelantaba que sóloexplicaría las razones por las que dejaba el caso, a la persona que confió en él: CarlosMenem.El 26 de febrero, el diputado justicialista Miguel Marcolli, titular de la Comisión Pro-Esclarecimiento, estuvo reunido por espacio de tres horas con Angel Luque viendo cómolloraba pidiendo por su hijo. "Tal vez esas lágrimas conmovieron al hombre, al padre”,explicó el diputado justicialista titular de la comisión pro-esclarecimiento, Miguel Marcolli.Respondió a la acusación del testigo Manuel Moreno, que aseguró que el diputado y ElíasMorales le habían ofrecido un millón de australes y un empleo en Vialidad para testificarcontra Guillermo Luque: “Es un invento. No estoy en condiciones de ofrecer un puesto anadie. Luque quiere dar vuelta el caso”. Sobre la solicitada de Angel Luque desafiándolo aque vaya a su casa a romper las paredes y encuentre un cadáver emparedado, contestó: “Novoy a ir porque yo no frecuento garitos”.Sin embargo, una semana después (el 2 de marzo) pareció cambiar de opinión sobre lahonestidad del Halcón y se despachó: “Disiento con la tesis sostenida y mantenida en formafraudulenta por el subcomisario Patti. Solicitó un informe forense a través de sus amigos,quienes han determinado una sobredosis de droga que cambiaría violentamente la carátula ylógicamente las penalidades previstas”. En esa hipótesis, según Marcolli, se reducía laparticipación de Luque en el asesinato.A las 9 de la mañana del miércoles 27 de febrero de1991, frente a la puerta del juzgado,Elías Morales, padre de María Soledad cuestionó al subcomisario por primera vez: “Patticomió con la fiscal Leticia Llopis. Quiero denunciar que lo hizo para presionarla: seguroque quiso influenciar a favor de Luque. Tiene que irse. Aquí no tiene nada que hacer”. A launa de la tarde se entrevistó con el enviado de Menem en el hotel donde se alojaba. Alterminar el encuentro, Patti aseguró: “me pidió que me quedara”. Elías lo desmintió. Peronunca se supo qué conversaron.


EL LEGADO DE PATTI


El 1º de marzo Ricardo Larrondo, el enviado especial de La Nación escribió: “La llamada‘Guerra de los roces’ parece haber llegado a su fin. Las diferencias entre el juezVentimiglia y el subcomisario Patti se profundizaron y estancaron últimamente, lo que setradujo en algo inocultable: ver constantemente a los hombres de Patti de brazos cruzados”.El magistrado apercibió al jefe policial por sus reiteradas declaraciones sobre el caso ypidió a la subsecretaría de Justicia de la Nación el retiro de la brigada especial de labonaerense porque ya no era necesaria.“Si algo le faltaba al subcomisario Patti para terminar una mala semana era la conferenciade prensa en la que Ventimiglia confirmó oficialmente que María Soledad Morales muriópor sobredosis de cocaína. La hipótesis que siempre manejó el policía reducía laexplicación del crimen a la relación pasional entre la víctima, Luis Tula y Ruth Salazar”,agregaba la nota de La Nación.Lo cierto es que Patti se fue aquel 2 de marzo relevado por un juez con el que se enfrentóporque defendían distintas hipótesis de trabajo y por su insistencia en “apretar” a algunostestigos, herencia procesista que Ventimiglia jamás aceptó. Se fue con la sospecha generalde haber sido quien avisó a Luque que tenía orden de captura, para que pudiera fugarse ycon una nueva causa por aplicación de tormentos.


El testigo Vicente Santiago Aragón lo acusó de haberlo sometido a “submarino seco”.Aragón era el jardinero de los Luque, un testigo clave porque declaró que en la casa de lafamilia lavaron un Ford Falcon verde manchado de sangre, el mismo fin de semana delcrimen. En un primer momento, Ramón Medina -otro empleado de los Luque- suscribió esaversión, pero luego se desdijo. Trascendió que Patti había pedido que se le hiciera unexamen psiquiátrico.El 12 de noviembre 1997, en el segundo juicio para esclarecer el crimen, Julio César (a) “ElProfesor” Oviedo acusó a Patti, al federal Enrique Saladino y a los comisarioscatamarqueños Dardo Ferreyra y Julio Salcedo de someterlo a extensas sesiones de torturapara que incriminara a Luis Tula y Ruth Zalazar en el asesinato. Oviedo actuaba comoconfidente y mensajero en la relación que mantenían la víctima y el acusado; denunció queen 1991, cuando contaba con 19 años, los policías lo asfixiaron con una bolsa en la cabeza,le estrujaron los testículos, lo golpearon en los oídos y lo molieron a patadas y puñetazos.Se dijo que una copia de esa denuncia podría ser enviada a la justicia de instrucción paraque se investigue a los uniformados, pero el intento no prosperó.Mientras emprendía la retirada, el subcomisario culpaba veladamente al juez, a la abogadaLila Zafe y al diputado provincial Marcolli. “Me voy triste y lo más terrible es que no van apoder resolver el caso. ¡No se vayan a prestar al juego de ese delirante!”, les dijo a losperiodistas refiriéndose a Ventimiglia.Ya antes de conocerse los resultados de la segunda autopsia, Lila Zafe había advertido quePatti iba a “tener que pedirle perdón al pueblo de Catamarca” ya que la tesis del crimenpasional se venía “cada día más abajo”.


FRACASO ¿QUÉ FRACASO?


A las 11 de la mañana del sábado 2 de marzo, Luis Patti abandonó la tierra de los Saadi. Enel mismo vuelo de Aerolíneas Argentinas (el único del día y el último de la semana)viajaron Luis Tula y Ruth Zalazar, los asesinos según la hipótesis Patti; Carlos Avellaneda,abogado de Tula; Luis Darritchon y Alfredo Lomuto, defensores de Guillermo Luque;Silvestre Zitelli, candidato a diputado por el Frente Cívico, fuerte empresario de laconstrucción y dueño del diario “El Ancasti” que mantuvo en tapa el caso desde su inicio; yMarcelo Parrilli, que cuestionó desde el comienzo la presencia del policía en la provincia.En declaraciones a la prensa, Tula arremetió contra el comisionado: “Patti no se va deCatamarca con la misma reputación con la que llegó”.Ya en Buenos Aires, el subcomisario respondió: “En la causa no existen pruebascontundentes para culpar a Luque”. Y después negó que su paso por el norte hubiera sidoun fracaso: “Yo no vine para hacer lo que la gente quiere o para ganarme la simpatía denadie. Mucho menos para hacer lo que quiere una de las partes. De hacerlo, hubiera dejadode ser policía. Y eso es exactamente lo que soy. El no haberme prestado a ningunamaniobra ajena a la causa es para mí un triunfo”. Finalmente arremetió contra Ventimiglia.“Si la investigación continúa en base a procedimientos espectaculares, apresuramientos yfalta de profesionalidad, el crimen no se va a esclarecer. En una causa penal lo que senecesita son pruebas con valor jurídico. Lo demás carece de importancia”.Para Patti, fueron en total 60 días que pasaron sin pena ni gloria. Suficientes para queterminara enfrentado con los padres de María Soledad, con el juez José Luis Ventimiglia ycon la monja Martha Pelloni, quien entonces dio a conocer el diálogo que mantuvo con él,apenas llegó a la provincia: “Le advertí que no quería torturas, que eso no lo íbamos apermitir y él me respondió: ‘Hermana, hay casos en los que esa metodología es la única queda resultados’ ”. La estadía del policía había aportado un dato de color a la vida pueblerina. En una actitudnovedosa, no para Patti pero sí para la generalidad de los investigadores, desayunaba,almorzaba y cenaba con periodistas, algunos de los cuales lograron notable intimidad consu fuente. Entre estos últimos estaba, el cronista radial y wing izquierdo del equipo defútbol presidencial Eduardo Feinman. En todo momento, Patti jerarquizó la relación con losmedios frente al esclarecimiento del crimen.Lo cierto es que no aportó a la investigación. Cuando llegó lo vivaban, cuando se fue lamitad de los catamarqueños decía que no hizo nada porque no pudo y la otra mitad lotachaba de traidor.“No vuelvo como perdedor –reiteró Patti- pero sí insatisfecho porque no he podidoesclarecer un hecho que se puede esclarecer".Horas más tarde, el subcomisario regresaba al lugar desde donde partió: la Casa Rosada. Seentrevistó con el entonces subsecretario de justicia -luego su archienemigo-, LeónArslanián, para informar oficialmente su desvinculación del caso.Al descrédito de su tarea se sumaban los apercibimientos del juez Ventimiglia: “Patti no haayudado –dijo el magistrado- cuando la investigación se profundizaba se mostró remiso alcumplimiento de las órdenes. Además, no guardó la discreción que debe mantener uninvestigador en un caso de esta magnitud. Esa debe ser la primera gran virtud de unpolicía”.También habló el comisario mayor Julio Segundo Salcedo, el primer investigador del caso:“En su momento pensé que si venía a trabajar con lealtad, podía hacer un buen aporte. Peroeso no ocurrió. Ni él ni el comisario Enrique Saladino sirvieron para algo en este caso. Lacomisión Patti vino a cubrir, a tapar a alguien. Eso no sirve. Yo quise aprender algo de lagente de Patti, pero no hubo nada rescatable. Que me perdone Patti, pero lo suyo fuelamentable. El ya venía con una idea fija y yo le advertí que el policía que se encasilla nosirve”.Su propia tropa amagó con sublevarse. Los suboficiales expertos en investigaciones sequejaron porque no recibieron los viáticos prometidos y, además, porque su orgulloprofesional estaba herido: había que volver a Buenos Aires con las manos vacías. “Noshacían trabajar de mucamas en lugar de sacarnos a la calle. Recibíamos informacionesanónimas a las que no les daban importancia”, dijo uno de los halcones, que naturalmenterogó ocultar su identidad. Inclusive Rosemblum llegó a sugerir entre hombres del PoderJudicial su desacuerdo parcial con la hipótesis del crimen pasional que tanto defendió Pattiy que se vino abajo desde el momento en que se confirmó que María Soledad murió porsobredosis de cocaína.El subcomisario regresó al Grupo Halcón, para controlar los masivos desplazamientos depersonas en la zona oeste, causados por la huelga ferroviaria.El 14 de marzo de 1991, Patti le dijo a Clarín: “En mis 21 años de labor policial, hetrabajado al lado de los mejores jueces y policías de la Provincia de Buenos Aires y heparticipado en la investigación de los hechos más resonantes del país. Toda esa actuaciónme ha enseñado que nunca deben adelantarse juicios mientras no se tengan pruebascontundentes, y mucho menos aún disponer detenciones. Y también aprendí sobre laactuación de los jueces, pero esa misma experiencia me enseñó que un buen policía no debeser partícipe de horrores judiciales”.Finalmente, el juez Ventimiglia también debió abandonar la causa, acusado por ElíasMorales y Lila Zafe de recibir dinero de César Arias.En abril de 1991, el caso pasó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La hermanaPelloni habló entonces y fue terminante: “se tomó la decisión de que el crimen quede impune”. “Me reprochó el haber sido ingenua –agregó. Todos lo fuimos. Cuando Patti llegóa la provincia, muchos confiábamos en él”.Patti sostenía cinco hipótesis sobre los móviles del asesinato. La primera y más fuerte esque se trató de un crimen pasional. La segunda que podía tratarse de un homicidiocircunstancial con antecedentes penales, por motivos aún desconocidos. La tercera y muyremota, casi descalificada para él, que fuera un problema de drogas y prostitución. Lacuarta era que algún político del anterior gobierno estuviera implicado en el homicidio y laquinta y última, que descartó desde un primer momento, era que el imputado GuillermoLuque fuera el autor del crimen.El 21 de febrero de 1998, en un fallo unánime la Justicia catamarqueña condenó GuillermoLuque a 21 años de prisión por el delito de violación seguida de muerte, agravada por eluso de estupefacientes. A Luis Tula, en tanto, le impuso 9 años como partícipe necesario enel delito de violación calificada.


DECLARACIONES DE ANGEL LUQUE A CLARÍN DEL 8/4/91
“Un día el juez Ventimiglia llamó a uno de los defensores de mi hijo, Alfredo Lomuto, y lepidió que declare ante la prensa que el peor enemigo que tenía Guillermo era su padre.Aceptamos. El juez nos decía que había que despegarlo de mí y de todos los odios que metienen en Catamarca”“Si Guillermo hubiera matado a esa pobre criatura, que en paz descanse, yo le aseguro queese cadáver no aparece más. Yo tengo el suficiente poder y la estructura como para que noapareciera nunca más”.“Ventimiglia es el hombre que designaron para dejar pegado a Guillermo. El fue montoneroen Mar del Plata, y lo designa el entonces secretario de Justicia, César Arias, que tambiénfue cuadro montonero en los ’70. Buscaron debilitar el proyecto nacional de Ramón Saadi ya todos los que representamos la derecha”.“Ventimiglia es un juez pago, un delincuente. Cobró 250 mil dólares para dictarle prisiónpreventiva a Guillermo. Tengo las pruebas. Me subestimaron. No se dieron cuenta que yotengo poder de información y tengo gente trabajando para mí en todo el país.“Voy a meter preso a Ventimiglia. Va a conocer el poder de los Luque”.“Patti, como los otros jueces anteriores y cualquiera que haya leído el expediente, sabe queGuillermo Luque no tiene nada que ver en esta muerte”“Yo estaba protegido con Patti porque él quería saber la verdad. Nunca pedí clemencia sinojusticia. Patti se equivocó cuando le pidió a Ventimiglia 48 horas para torturarlo a LuisTula. Si te ponen la picana cantás enseguida. Patti tenía razón. Pero el juez se asustó. Patticreía que para saber la verdad de este asesinato había que darle la picana a Tula”.

CAPÍTULO V: EN BUSCA DE LA CONSAGRACIÓNEL HALCÓN EN VUELO RASANTE


A su regreso, incluso dentro de la fuerza que siempre lo respaldó, su situación se parecía ala de una pieza sobrante en un rompecabezas. Como si fuera poco, a fines de aquel marzo,dos miembros del Grupo Halcón fueron detenidos al ser sorprendidos cuando acababan derobar un taxi en Mataderos. César Wilton Morán López y Rafael Bazán eran suboficiales dela Bonaerense y discípulos de Patti.El grupo Halcón temía su asiento en la Brigada Aérea de Morón; lo componía un centenarde hombres especialmente entrenados para luchar contra el terrorismo, el narcotráfico y losestallidos sociales. En todos los casos realizan, incluso, tareas de prevención. Cada uno desus miembros maneja las armas más sofisticadas de la Argentina, pero antes de seraceptado debe ser sometido a un riguroso examen que garantizaba su absoluto control encaso de entrar en acción.Cuando Patti retornó de Catamarca, encabezó importantes operativos en Moreno, José C.Paz y San Miguel durante los cuarenta días que duró la huelga ferroviaria, esperando unestallido social que no llegó. Tenía como misión controlar los masivos desplazamientos -que superaban las 120 mil personas- que diariamente se producían en las cabeceras.Su nombre también apareció junto con el rumor de que la ex presidenta María EstelaMartínez de Perón le había solicitado que investigara el robo de las manos del cadáver desu esposo. “Nadie me pidió nada, aunque lo veo muy difícil en razón de la enorme cantidadde trabajo que tengo ahora”, respondió Patti en julio de 1991 al ser consultado al respecto.El respaldo hacia el subcomisario llegó siempre desde las alturas, desde la cumbre delpoder y desde los sectores sociales acaudalados. Después de varias idas y venidas, elsubcomisario dejó de pertenecer a la élite de los halcones. Se habló entonces, de su trasladoJunín, destino que el propio Patti habría elegido. Era una forma de volver a las fuentes: elsubcomisario había nacido en esa zona 38 años atrás. Después, trascendió un posible viajea Los Angeles para que se especialice en la lucha contra el narcotráfico.Finalmente, en agosto encontró un nuevo lugar: a seccional 1º de Florencio Varela y elcomisario Félix Arcadio Chaile. Un partido con 400 mil habitantes, el 60 % de la poblacióncon sus necesidades básicas insatisfechas y uno de los índices más altos de desempleo delconurbano, considerado, desde la óptica policial una de las zonas calientes en materia deseguridad. Allí tuvo espacio para hacer su trabajo hasta finales de 1991.En diciembre de 1991, Radio Splendid reveló que el policía estaba involucrado en lamuerte de un joven un año atrás. Patti fue acusado de haberle disparado por la espalda, sinque mediara resistencia alguna de la víctima; él dijo que disparó “contra un delincuente queintentó oponerse a la acción de la Justicia”. Y aclaró que sólo hirió al muchacho, al queencontró muerto al regresar.Por ese entonces sus apariciones públicas fueron problemáticas. En primer lugar, le robaronsu arma reglamentaria en dos oportunidades, mientras comía en un restaurante, peripeciaque le valió un castigo disciplinario. No habían pasado 45 días de su desembarco enFlorencio Varela. Luego, su promoción como bailarín en el ciclo “Grandes Valores del Tango”. Después, su publicitado romance con la ex modelo y conductora televisiva LilianaCaldini, que terminó abrubtamente. Y en todo momento, sus escapadas a los canales detelevisión –siempre acompañadas por arrestos y sanciones- para desayunar con MauroViale, almorzar con Mirtha Legrand o trasnochar con Marcelo Longobardi o BernardoNeustadt.El paso de Patti por Varela no podía terminar bien. En octubre, debió ser internado en elHospital Argerich aquejado por una úlcera. Pidió licencias en varias oportunidades. Almismo tiempo seguía siendo uno de los fervientes impulsores de la picana, un inventoargentino, como versión vernácula de la “ maquina de la verdad”.. Pero el comisario Chailese cansó de verlo mas en televisión que en la seccional y Patti se fue una vez másA principios de enero de 1992, comenzó a desempeñarse más cerca del gobernadorDuhalde, en la Dirección General de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, con sedeen La Plata. La orden vino nada menos que del jefe de la Bonaerense, el “Polaco” PedroAnastasio Klodczyk. Allí estuvo subordinado a las órdenes del comisario mayor MarceloFerreira, mano derecha dura y enriquecida del entonces secretario de Seguridad y luegoministro de la Corte Suprema provincial, el ex Tacuara12Eduardo Pettigiani. En unprincipio, se habló de que ese sería un puesto transitorio para el subcomisario que pasaría,luego, a encargarse de la seguridad y el orden en el Senado provincial. Cuando se retiro dela Policía pertenecía a la secretaría privada de la subjefatura. Había llegado tras sersometido a evaluación por dos de sus superiores, el comisario Juan Borgnia y el comisariogeneral Norberto Padilla13. La sorteó con comodidad: aprobó todos los ítems con unpromedio de 10.


PATTI LIBERAL: LA UNION DEL CENTRO DEMOCRATICO (Ucedé)


El 1º de abril 1993, el ex policía Alberto Albamonte le propuso a Patti encabezar laprecandidatura de la lista de diputados bonaerenses por la Ucedé. “Soy un buen policía ytengo bien en claro que (lanzarme a la política) no es alejarse de la fuerza”. (1/4/93, Página12), aclaró Patti y abandonó el uniforme para dedicarse de lleno a su trabajo en las filas delingeniero Alvaro Alsogaray. “Llego a la política para aportar una experiencia de 23 añoscomo especialista en cuestiones de seguridad”, aseguró.Pero el camino hacia la gloria fue interrumpido. El juez electoral de La Plata, ManuelBlanco, aceptó el pedido de impugnación a la precandidatura de Patti presentado por surival en la interna bonaerense, Federico Zamora.12


MOVIMIENTO NACIONALISTA TACUARA (MNT), originado de la Unión Cívica Nacionalista (UCN)un pequeño partido en estado vegetativo pero con personería jurídica, cuyo único local, en Tucumán al 400,se convirtió en la sede del MNT. Los militantes de Tacuara vivieron un proceso singular, aferrados muchos deellos a convicciones fascistas que los llevaron a aliarse con la derecha peronista, mientras otros evolucionabanhacia posiciones revolucionarias y se integraban al peronismo a través de sus organizaciones más combativas.En 1960 Tacuara era un movimiento claramente fascista, anticomunista, orientado por la reacción católica(“La Triple A” de Ignacio Gonzalez Jenzen, págs. 28 y 29, ed. Contrapunto, 1986.)13Padilla era por ese entonces el segundo de Klodczyk; caerían juntos en septiembre de 1996. En “LaBonaerense”, Dutil y ragendorfer también se refieren a él: “...los ahorros que fue juntando a lo largo de suvida, pesito tras pesito, le permitieron al Borracho - como cariñosamente lo llaman sus amigos - manejar unared de estaciones de servicio en la provincia y poseer diversas propiedades en la localidad de Lima”, donderesidía por esos años. Patti fue siempre uno de los protegidos de Padilla, a tal punto que la hija de éste fuesecretaria del intendente de escobar durante dos años. Albamonte, futuro diputado menemista, puso el grito en el cielo: “Esta es una chicana delos que quieren que la Ucedé funcione como un club privado y que sea un partido de cuatrovotos cercenando la voluntad de los afiliados”.Alsogaray, en cambio, recibió con algarabía la buena nueva. “Tiene una trayectoria dehonestidad y capacidad profesional y constituirá sin duda un apoyo de importancia paranosotros”, dijo el jefe partidario, funcionario habitual de las dictaduras argentinas yfervoroso defensor del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional al punto queaún hoy acostumbra a negar la existencia de desaparecidos. Patti no tardó en devolverle elcumplido: “Respeto mucho al ingeniero porque nunca cambió el discurso”.En un reportaje publicado por el diario Clarín el 3 de abril de 1993, Patti consideró que supaso por la Policía estaba “agotado”. “En la subjefatura, me fue bien, no como en otrostiempos. La notoriedad no es bien vista en la institución. Ya se sabe, despierta celos yenvidias”, dijo.-Los políticos en general apelan al doble discurso, le recordó el cronista.-Vea -arremetió Patti-, a mí los chorros siempre me respetaron. ¿Sabe por qué? Porque soyun policía de conducta. Jamás agregué robos en un prontuario. Tampoco acostumbré averduguear a sus familias. Soy un policía duro, alguien que agota todas las posibilidadespara conseguir una condena.Desde la muerte de Federico Clérici, la Ucedé quedó huérfana de figuras en el distritobonaerense y con pocos dirigentes de honestidad probada a nivel nacional.Zamora, más cercano al pensamiento de Clérici que el ex policía Albamonte, se opuso a laincorporación de Patti. Denunció la aparición de fichas truchas de afiliados y responsabilizóa grupos cercanos a Albamonte. Además, manifestó que en el PJ estaban “preocupados porel crecimiento de (el ex carapintada) Aldo Rico en la provincia. Si Patti se presenta, por superfil podría sacarle votos al Modín y favorecer al gobierno”.Los hechos le dieron la razón. El subcomisario quedó fuera de juego, al ser considerado unextrapartidario dentro de la carta orgánica del partido liberal. De inmediato, los exuniformados Albamonte y Patti se apartaron de la Ucedé y se integraron al PJ.No obstante, algunos creen que el trabajo principal ya estaba hecho. La candidatura de Pattihabría sido promovida para finiquitar el vaciamiento de la Ucedé, absorbida por elperonismo de fin de siglo que comandaban, precisamente, Menem y Duhalde.


EL MERCADO CENTRAL


En setiembre de 1993, las patotas del Mercado Central entraron en acción y agredieron alperiodista Hernán López Echagüe, autor de la biografía “El otro”, sobre el gobernadorEduardo DuhaldeLuego de que estallara el escándalo de los “batatas”, el subcomisario fue designado, por undecreto presidencial, como nuevo interventor. Hasta esos momentos se desempeñaba comocolumnista de casos policiales en el diario La Prensa.Según Duhalde, la decisión la tomaron él y el presidente Menem. Pero las simpatíaspolíticas con el eterno titular de la Cámara de Diputados, el antisemita Alberto Pierri,fueron determinantes para que tanto Patti como Albamonte, comenzaran a trabajar bajo suégida. El propio Menem afirmó que el nombre del ex subcomisario le fue sugerido por losbonaerenses.Pierri fue vinculado a la formación de grupos de choque que se organizaban en el MercadoCentral, señalados como autores de los dos ataques que sufrió López Echagüe. Ante la primera agresión, Menem había anunciado que el mercado sería privatizado. Después, conel nombramiento de Patti, aseguró se estaba “avanzando para ir por lo menos deteniendoestas hordas de delincuentes cobardes, ateas y salvajes, y defendiendo los derechos ygarantías de los ciudadanos, evitando todo tipo de atropellos”.Fue la segunda vez que el presidente designaba al policía acusado de torturador, paraponer orden en ámbitos que concentraban la atención nacional, por impenetrables o porestremecedores.El ex presidente Raúl Alfonsín dijo esperar que le fuera “mejor que en Catamarca”; elradical bonaerense Federico Storani consideró que su designación era “una broma” y que“si fue nombrado no es para investigar nada sino para tapar”; el candidato a diputado por laUcedé y reciente rival partidario de Patti expresó “nos llama la atención la designación deun hombre cercano a este gobierno, a Menem, a Duhalde, y a Pierri” para que investigue.Algunos interpretaron que el nombramiento de Patti apuntaba a controlar a los “pesados”con un “pesado”. Lo concreto es que el Mercado Central movía entonces un millón dedólares diarios. En la Corporación compartían bienes y tareas la Municipalidad de laCiudad de Buenos Aires, del intendente Saúl Bouer; la Provincia gobernada por Duhalde yla Nación. Y para nadie pasó desapercibido el nuevo acercamiento a ese ex oficial depolicía que cargaba ya con demasiadas denuncias por torturas, secuestros y asesinatos.El presidente era Horacio Castagnasso, designado por la Municipalidad porteña, lo mismoque el teniente coronel (R) Alberto Candiotti: La provincia mandó a Aníbal Stella y RaúlLeguiza y la secretaría de Comercio a Raúl Guevara y Daniel Ojeda.Varios testimonios reflejaron que el Central servía como polo de reclutamiento de matonespara actividades políticas. El primero en reconocerlo fue el propio Stella, director delMercado Central. “Acá siempre hubo patotas, de uno u otro sector. Todos son peronistas yentonces, claro, los dirigentes saben que acá consiguen mano de obra de inmediato”, leconfió a López Echagüe. Luego se retractó. Unos días después un changarín declaró aldiario Crónica: “Hay cooperativas que obligan a los trabajadores a ir a los actos... acá estálleno de esos que te dan laburo con la condición de que vayas a los actos que organizan enla provincia de Buenos Aires”.Oscar Cáceres, Osmar Aranda y Raúl Arizada declararon a la revista Somos que Pierri lespedía que fueran armados a los actos para protegerlo. “Nosotros manejábamos el tema de lacampaña. nos encargábamos de movilizar a la gente de la cooperativa para ir a los actos...primero se les avisaba de palabra y luego se les iba a buscar con los micros...estabanobligados, porque si no se quedaban sin trabajo”. Cristina Sanabria, una ex empleada delMercado destacó en declaraciones a Radio Del Plata que frecuentemente se desviaban “losobjetivos con que fue creado el mercado para dedicarse a la política. Aníbal Stella –dijo- esel único que está luchando para hacer algo. A él lo puso el ministro (de la Producción,Carlos) Brown y por eso tiene una gran puja con la gente que responde a Pierri”.


MANOS A LA OBRA


La primera medida que tomó el ex subcomisario fue rescindir los contratos de un total desetenta funcionarios, considerados de primera línea, y empleados. Revocó las concesionesde tres empresas que prestaban servicios en el mercado y dispuso la “desregulación total delos trabajos de carga y descarga”.Al poco tiempo, llegó hasta la Casa Rosada, a reclamarle al secretario general de laPresidencia, Eduardo Bauzá, fondos para financiar un plan de “retiros voluntarios” de 160empleados del Mercado Central. Dispuso la reducción de sueldos a directores, la suspensión de locaciones de servicio de obras, del uso de telefonía celular y de la flota deautomóviles.Patti continúo su intervención clausurando 16 parrillas (puestos ambulantes de comida) enlos pabellones y playas de estacionamiento.En 1995, más de dos años después, Patti abandonó la intervención del Mercado Centralpara dedicarse de lleno a la campaña electoral que lo llevaría a la intendencia de Escobar.Fue reemplazado por el diputado nacional Ricardo Horacio Re, uno de los principalesproductores de cebolla y ajo en la zona de Médanos.


INTENDENTE: PATTI DESEMBARCA EN ESCOBAR:


Patti no miente. Dice su verdad obscena y con laconfesi n de esta perversi n logra ser elegido comoIntendente de Escobar. La complicidad civil debe serabordada desde todos los ngulos posibles. Hitlergan una elecci n. Patti tambi n.Eduardo “Tato” Pavlovsky, dramaturgoA pesar de sus desmentidas, el gran sueño de Luis Abelardo Patti fue siempre llegar alpoder en el pueblo que lo adoptó desde su juventud, la capital nacional de la Flor. Comenzóa plantearlo abiertamente en abril de 1993: “Mi ambición es llegar a ser intendente deEscobar”.En el medio fueron apareciendo alternativamente dictados de prisión preventiva queincomodaban su derrotero por la vida pública y oportunas eximiciones de prisión que lereabrían el camino; en agosto de 1994, se afilió formalmente al Partido Justicialista, elmismo al que pertenecían los dirigentes Cambiaso y Pereyra Rossi hasta que Patti losacribilló.Fue superando uno a uno los escollos que se le presentaron. Supo mantenerse equidistantede Menem y Duhalde durante un buen tiempo. Con Duhalde fue siempre muy amable. “Sinninguna duda voy a apoyarlo. Pienso que es el político que mayores posibilidades tienepara el 99, ya que cuenta con un excelente consenso en la población”. El subcomisariorecordaba en aquel momento que el gobernador había sido el que lo impulsó a lanzar sucandidatura: “Confió en que mi postulación era la única capaz de retener el municipio”,decía y abundaba: “Es el único mandatario que ha sabido llevar adelante su gestión conprolijidad y ha invertido recursos en una gran cantidad de obras para su provincia”. Paraequilibrar la balanza, agregaó que tanto el presidente Menem como Duhalde “sienten ungran afecto por mi persona y han sabido demostrármelo a lo largo de estos años”. De lamisma manera, Duhalde le brindó su respaldo incondicional para que se lanzara a la peleapor la intendencia.En 1996, se mantuvo en su tesitura. Sin embargo ya en 1998, Patti comenzó a retribuirlemás afecto a Menem que a su descubridor. A tal punto que fue el único en impugnar elcongreso que ratificó a Duhalde como líder partidario en la provincia de Buenos Aires, enenero de 1999. A estas alturas, había cambiado de referente y prefería olvidar aquello deque “sin ninguna duda” iba a apoyar a Duhalde.


EL CABALLO DEL COMISARIO


Su campaña se basó en un discurso cuyos ejes fueron la seguridad, el orden y la guerracontra las drogas. Proponía asfaltar las calles, mantener limpios los parques y pulverizar eldelito, o los delincuentes, lo que desde su óptica resulta más o menos lo mismo. El folclorepreelectoral no tuvo lugar para pintadas, ni afiches, ni pancartas. “Hago campaña de casa encasa. Cada vecino que se acerca hace una reunión en su casa e invita a nuevos vecinos: Nomás de diez o quince para que no se convierta en un monólogo”; explicaba.Ya en el gobierno, firmó un convenio con la Secretaría de Prevención y Asistencia de lasAdicciones de la Provincia de Buenos Aires, de Juan Alberto Yaría, para aplicar en sudistrito el plan “10.000 líderes para el cambio” y frenar el avance de las drogas.El 14 de mayo de 1995 exactamente doce años después del secuestro de Cambiaso yPereyra Rossi, se impuso en las elecciones, con el 73 % de los votos. Sin embargo, nuncapudo evitar la proliferación de los graffiti que lo definen: “Patti = represión”.Asumió el 12 de diciembre, superando los problemas judiciales. Aún tenía pendiente unacausa por apremios ilegales en San Isidro. Pero fue absuelto el 24 de noviembre debido aque no tenía una sentencia firme y se amparó en la presunción de inocencia consagrada enla Constitución nacional. Las torturas habían sido comprobadas pero la Cámara deApelaciones adujo que los cinco años transcurridos obligaban a declarar extinguida laacción penal, por prescripción.Tres mil quinientas personas asistieron al acto de asunción, entre ellos el secretario deLegal y Técnica de la Presidencia, Félix Borgonovo, en representación de Menem; y elcomisario Norberto Padilla, más tarde funcionario del ministerio de Seguridad bonaerense,enviado por Duhalde.


DE PLAZAS, NARICES Y GALLETITAS


Una de las primeras acciones de Patti en Escobar fue someterse a una rinoscopía junto concinco de sus secretarios y funcionarios municipales, varios directores de área y su secretariaprivada. Por supuesto, en ninguno de los casos se detectaron las lesiones características queproduce la inhalación de cocaína. Luego, el dueño de casa colocó un cartel a la entrada delpueblo que no dejaba lugar a dudas: “Municipio hostil a la droga”.A fines de febrero de 1996, Patti dio un paso más en su lucha contra las drogas; medianteuna ordenanza impuso la rinoscopía como uno de los requisitos para trabajar en laadministración pública. En el Concejo Deliberante su iniciativa no provocó polémicas. Losbloques de la UCR, el Frepaso, el PJ y el Modin la aprobaron por unanimidad. “Noqueremos adictos en el manejo de la cosa pública”, subrayó.A nivel nacional, no todos fueron elogios. El secretario de la Lucha contra las Drogas de laNación, Julio César Aráoz consideró “claramente discriminatoria e improcedente” lamedida del intendente “porque vulnera el derecho de las personas, previsto en el artículo 19de la Constitución”. De cualquier manera, los jóvenes lugareños aseguran que en la Capitalde la Flor todo el mundo sabe dónde conseguir droga.Del mismo modo, hay quienes dicen que la seguridad, en el mejor de los casos, se restringeal centro de Escobar. Raúl Urbano, jefe del bloque de concejales radicales asegura que “larealidad de Escobar no escapa a la del resto del Gran Buenos Aires. Puede ser que hayanbajado las estadísticas, pero eso se debe a que muchos delitos no se denuncian por miedo”.En Garín, la hermana pobre del partido, la inseguridad crece. Allí, en los barrios periféricos, como la villa Cabot, Cli-Cli, La Loma y el barrio 24 de Febrero (Fonavi), lascosas son bien distintas.Desde que Patti asumió, se construyeron ocho plazas y bulevares y se remodelaron otroscinco, se asfaltaron muchas calles y se iluminó gran parte de la zona. Según datos quemaneja la oposición, en esto se va más del 70 % del presupuesto municipal. Urbano agrega:“Patti no hizo nada de lo que realmente hace falta en el conurbano: sólo el 6 % de lapoblación tiene agua corriente y cloacas. Estamos sobre un polvorín, pero parece que esono importa”.En Escobar, se habla mucho de las plazas por dos motivos: la popularmente llamada“ordenanza de los besos” (prohibe a las parejas cualquier gesto que vaya más allá de unamirada) y su limpieza militar. Así lo indican los placeros con gorro, moñito, guantesblancos y bastones con punta de bronce.En mayo de 1996, Patti suspendió al director de Compras de la comuna, Ruben HoracioLarroca, luego de sorprender a una de sus empleadas comiendo una galletita en horario detrabajo.Con todo, para algunos, la ciudad se fue convirtiendo en una versión en miniatura del SanMiguel de Tucumán del general genocida Antonio Domingo Bussi.Entre las medidas tomadas, se destaca la creación de la policía de tránsito: treinta efectivosuniformados –correaje, charreteras y gorras muy similares a los del ejército- distribuidos enlos puntos estratégicos de Escobar.“Nuestro acierto consistió en revertir el miedo de la gente. Es conmovedor lo que estápasando acá; la gente hace marchas sobre casas donde venden drogas, denuncia, vigila. Losvecinos han tomado conciencia de que cada uno debe ser el vigilante de los demás”, dijoPatti en abril de 1998 a la revista “Pistas”, de Enrique Sdrech.El ex subcomisario logró que los jóvenes escobarenses comiencen a sentir el miedo que elintendente se jacta de haber revertido. No hay recitales ni bailantas. Bares y pubs se hanvisto obligados a bajar las persianas por las presiones. “Estamos en el pueblo con menosnoche de todo el conurbano, los sábados hay que huir de Escobar”, coinciden.


SELAYE: OTRO MUERTO SOBRE LAS ESPALDAS


A pocos días de asumir, otro asesinato comenzó a perturbar al intendente. Javier AntonioSelaye había sido acribillado por Patti en enero de 1990. El abogado de la familia Selaye,Juan Carlos Magnanelli, se presentó ante el juzgado criminal nº 1 de Campana, a cargo deLiliana Dalsasso para reclamar la prisión preventiva de Patti. De manera que en su primerdía al frente de la comuna Magnanelli lo sorprendió, reimpulsando la causa caratuladacomo “homicidio en riña”, e iniciada cinco años atrás. La jueza Dalsasso manteníaadormecida la investigación, que nunca había sido cerrada pero que tampoco contaba conprocesados. Se detectaron serias irregularidades, la magistrada debió excusarse y el casoquedó en manos del juzgado nº 2 de Campana, que atendía el doctor Hipólito Penzotti.El hecho había ocurrido el 29 de enero del ‘90 cuando el subcomisario recalaba enMaschwitz. Ese día, Patti circulaba junto al cabo primero Miguel Angel García, por lalocalidad de Garín, partido de Escobar. De pronto, comenzó a disparar contra tres supuestosladrones de autos que estaban parados frente al capot levantado de un Gacel color gris. Decinco balazos mató a Javier Selaye, uno de ellos. Las pericias determinaron que se trató deun fusilamiento en el suelo. Los disparos contra la víctima fueron realizados a una distanciade entre 60 centímetros y 1 metro 20. La excusa remanida fue haber actuado en “legítimadefensa” y asegurar que “fueron los ladrones los que dispararon primero”. Poco después, a 40 centímetros de Selaye fue encontrado un revólver calibre 38. El policíaIsabelino Miño afirmó que “el arma fue colocada en manos del muerto pues -según dijo-con anterioridad siempre estuvo en el despacho del subcomisario”. Agregó que Pattihablaba de que el arma debía ser usada “para justificar un presunto enfrentamiento”.Incluso un miembro de la comisaría de Maschwitz declaró que el revólver 38 corto estabasiempre en el despacho de Patti.Tanto Juan Sequeira como Dionisio Domínguez, ambos miembros de la comisaría deMaschwitz, declararon que durante el rastrillaje policial posterior no encontraron ningúnrevólver. A esto se le suma que una docena de testigos negaron haber observadoenfrentamiento alguno ni haber visto un arma en la mano de la víctima. Además, el sumariofue realizado ilegalmente ya que fue dirigido por el propio Patti, quien prestó declaraciónfrente a un subalterno. “Yo disparé contra él y dos más. Cuando los otros dos salencorriendo los persigo en un auto durante dos horas. Cuando salí no sabía que unmalviviente ya había caído herido”. Así resumió Patti lo que en realidad era un nuevo casode gatillo fácil en su haber.Patti está acusado, en este caso, de “homicidio agravado en concurso con la figura deldelito de falsedad ideológica, agregada para engañar a la justicia y a la sociedad”. Pero,como denunció el 18 de agosto de 1996 el abogado Daniel Stragá en Página 12, jamás fueprocesado por la muerte de Javier Selaye.N.N. EN ESCOBAREscobar está ubicada a 53 kilómetros al noroeste de la Capital Federal. Patti asumió laintendencia a mediados de diciembre de 1995. El lunes 3 de junio de 1996 fue allanado elcementerio del pueblo, a raíz de una demanda sobre entierros clandestinos durante ladictadura militar. La orden fue dictada por, el entonces juez federal de Campana, OsvaldoLorenzo, tras una denuncia de una empleada del cementerio, Patricia Achú.Achú aseguró que en tres sectores de la necrópolis había al menos un centenar de tumbas.El juez y varios funcionarios del Ministerio del Interior realizaron una inspección ocular eincautaron documentación que va desde 1975 a 1977.Según Clarín del martes cuatro de junio de 1996, Achú aseguró que le “hicieron la cama”.Antes de que se difundiera la noticia, Patti la mandó a llamar y le advirtió “No abras laboca, porque hay N.N. en todos los cementerios, especialmente de la época del procesomilitar. No digas nada a nadie y menos a los medios”. Pero ella hizo oídos sordos y dio aconocer la información. Poco después, fue exonerada por el intendente y ex comisario deEscobar.Oscar Antonio Tomanelli fue quien motorizó la investigación. Se presentó ante el juzgadopara indicar que entre los cuerpos podría estar el de su hermano José, desaparecido dos díasdespués del golpe del 24 de marzo de 1976.El juez Lorenzo convocó en calidad de peritos a los miembros del Equipo Argentino deAntropología Forense. Tras varios días de trabajo, fueron exhumados cuatro de los sesentacadáveres NN. Entre ellos estaban los de José Tomanelli y José Goncalvez, otro militantedesaparecido bajo el terrorismo de Estado.Por Tomanelli había sido presentada una demanda civil para conocer su paradero.Finalmente, la causa encontró su techo y los responsables de los crímenes quedaronamparados, como tantas otra veces, en las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.Oscar Tomanelli tenía la certeza de que su hermano desaparecido estaba enterradoclandestinamente en el cementerio de Escobar. Por eso había colocado una placa recordatoria en esas tierras. Nunca olvidó lo que le contó un bombero de la zona: en lamadrugada del 2 de abril de 1976 se produjo el hallazgo de cuatro cadáveres calcinados enel camino Isleños-Río Luján que fueron inhumados como NN en Escobar. Según eldenunciante, el bombero que participó en el levantamiento de los cuerpos le confío que unode ellos correspondía a su hermano y otro a Goncalvez.


JOSÉ GONCALVEZ


José Gastón Roberto Goncalvez tenía apenas 26 años cuando fue secuestrado, la mismamañana del 24 de marzo de 1976, en la localidad de Zárate. Repartía su tiempo entre laescritura, las cátedras en la Dirección de Alfabetización del Adulto (DINEA) y la militanciade base en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, especialmente en Garín yEscobar. A pesar de su pasado acomodado y su educación conservadora, se lo veía amenudo haciendo trabajos solidarios en las villas de la zona, participando en la creación deguarderías, dispensarios y centros de alfabetización. Era militante peronista. Había sidosecuestrado ya por la Triple A y posteriormente liberado. Tenía un hijo de 6 años, Gastón,de su matrimonio con Mercedes Faggionato y otro en camino, de Ana María Cernada, susegunda mujer.Sus familiares se enteraron de que había sido secuestrado por una llamada anónima. Unavoz masculina les aseguró que José había sido “chupado” por un grupo de “soldados”, enalusión a supuestos efectivos de Prefectura. Fue visto por última vez el 27 de marzo dentrode un patrullero estacionado en los alrededores de la comisaría local, con evidentes signosde haber sido torturado. Junto a él, estaba José Tomanelli.En ese entonces, Juan Fernando Meneghini era el titular de la seccional, que estabaintervenida por el capitán del ejército Eduardo Francisco Stigliano. En esa zona también serecuerdan algunas tareas realizadas por el ex oficial Luis Abelardo Patti, quien formabaparte del personal de calle de la comisaría y había mantenido varias discusiones conGoncalvez. En una de ellas, poco antes del secuestro, el policía le habría advertido “cuidáte,si querés seguir con vida”.Miembros del Equipo de Antropología Forense aseguraron -y el juez lo ratificó- que laspersonas enterradas como NN fueron baleadas y luego quemadas con cubiertas de autos.Por esa razón se dificultó, en un principio, la identificación de los cuerpos. El propio juezrelató que en uno de los cadáveres exhumados fue encontrada una bala de plomoprácticamente entera en la cabeza y, en el otro, una muestra de bala en un hueso húmero. Eldato confirmó que se trataba de restos de desaparecidos fusilados y no de vagabundossepultados en una fosa común, como se dijo en un primer momento.Veinte años después, los restos de Goncalvez fueron hallados en el cementerio de Escobar,a pesar de los esfuerzos del intendente local por sepultar su memoria.


“CUIDADO CON TODO LO QUE TENGA UNIFORME”


Gastón Goncalvez creció y se convirtió en el bajista del grupo Los Pericos. Y comenzó amilitar en la agrupación Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.). “Mi viejo siempre decía que hay que tener cuidado con todo lo que tengauniforme. Fue como una premonición de lo que después le pasó a él”, reflexionó Gastón eldía del entierro de su padre. Familiares y amigos, acompañados por organismos dederechos humanos y el padre Luis Farinello inhumaron los restos de José Gastón RobertoGoncalvez en el cementerio de Flores el jueves 15 de agosto de 1996. Ese día, todos ellosescucharon un texto escrito por ese hombre que durante 20 años estuvo desaparecido: “Sabés muy bien que, vos allá y yo acá, somos la misma repetición de hechos y sucesos,sólo cambia la esencia, la tuya, la mía, aquella que nos permite escupir las encíclicas, viviragitadamente solos, sentirnos partir la mitad de nuestro pan.Sí, hermano, debemos plantearnos cada uno de nuestros actos para dirigirnos hacia elHombre (con mayúsculas), no a su sombra, sufrir con él, compartir su hambre o el nuestro,darles la espalda a toda esa literatura tejida en torno a Él, su estúpido fetichismo, sueconomía. Y recobrarnos para volver a ‘nosotros mismos’. Esa quizá sea la clave: noshemos alejado, alentados por nuestra conquista de nuestra naturaleza (léase destrucción),y nos hemos olvidado de lo que en realidad queremos: una vaso de vino, conversar, quizállorar solos, y alguna vez sentir el viento. Sólo eso tan simple e inalcanzable.Detengámonos, hermano, y volvamos a la antigua senda, la del Hombre, y no nosapartemos nunca más.De tu hermano, un abrazo fuerte y mucha suerte”.


NARCOPOLICIAS AL PAREDÓN


Para salir del paso, el ex comisario abrió un nuevo capítulo de su batalla verbal contra lasdrogas. En julio de 1996, se despachó con que “habría que fusilar” a los policías arrestadospor proteger a narcotraficantes y postuló la erradicación definitiva de la Dirección deNarcotráfico Bonaerense. “No tengo la menor duda de que se debe aplicar la pena demuerte a un narcopolicía. A mí no me temblaría la mano, habría que fusilarlo con másfacilidad que a un civil porque es un funcionario público y eso tiene agravantes, lo dice elCódigo Penal”, sostuvo Patti.“En las condiciones que está, Narcotráfico no puede seguir existiendo. Tiene quedesaparecer mañana mismo”, dijo el comisario, amigo de las desapariciones de la noche ala mañana.Las declaraciones del intendente de Escobar remitían al escándalo que generó la detenciónpor presunto tráfico de estupefacientes de seis jefes y suboficiales de la Dirección deNarcotráfico de Quilmes, dirigida por el comisario Miguel Angel Canelo, investigado, a suvez, por enriquecimiento ilícito.Por esas afirmaciones, el juez federal de San Martín Alberto Suares Araujo, (un amigo delsecretario de Seguridad Alberto Piotti) que investigaba a los narcopolicías, anunció quepensaba llamar a declarar como testigo al ex subcomisario. Incluso el gobernador Duhaldesalió a discrepar con esa postura: “si no existe homicidio, no puede justificarse la aplicaciónde la pena capital. Debería corresponderle, en cambio, -dijo- a toda persona que organice,dirija, administre o financie redes de producción, fabricación, comercialización odistribución nacional e internacional de estupefacientes y que, a sabiendas, mata”.Sobre los 14 policías detenidos por su presunta participación en el atentado a la AsociaciónMutual Israelita Argentina (AMIA), en julio de 1994, Patti dijo creer que “en un 95 %”estaban involucrados en el “tema de la Trafic”, pero consideraba que no tuvieron“vinculación directa con el ataque ni con los terroristas”. “Posiblemente vendieron lacamioneta”, agregó.“Para algunos policías, todo es una gran tentación. Desde el valor de la droga hasta laposibilidad de consumirla”, admitió por aquellos días un alto jefe policial de La Plata. Sinembargo, los uniformados consideraban que el contacto con los del “otro lado es inevitablepara conseguir información”; en esa relación, esa zona gris, como la llaman, hay que verquien convence a quien. Un diario capitalino publicó la confesión de otro policía quegozaba de un alto puesto jerárquico que afirmó, sin inmutarse: “Hay casos, extremos, en los que algunos se vieron obligados a consumir cocaína para que los distribuidores nosospecharan”.


LA LIBERTAD DEL PALO


En setiembre de 1997, y siguiendo una vez más los pasos del presidente Menem, LuisAbelardo Patti reivindicó “la libertad del palo” para castigar a los periodistas. “Hubo untiempo de autoritarismo por parte de los militares, luego llegó el autoritarismo de la Justiciay ahora hay un autoritarismo del periodismo”, aseguró el intendente. De inmediato, laFederación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) repudió sus declaraciones ydenunció que se sumaban a “la escalada de intimidaciones y amenazas que sufren variosmedios de comunicación de Escobar”.“Los diarios son mentirosos” había sostenido Patti mientras se quejaba de que elperiodismo “dice cualquier cosa y pone a cualquier irresponsable al micrófono sin siquierasaber qué es lo que va a decir”. En ese marco, calificó “al 50 por ciento del periodismocomo totalitario porque juzga, condena, saca y manda gente a la cárcel”. Como ejemplocitó por enésima vez el caso de Guillermo Luque en Catamarca, sobre quien dijo que losperiodistas “lo condenaron sin haber observado la causa”.


La FATPREN atribuyó a Patti “una inaceptable concepción antidemocrática y autoritaria” yconsideró grave la situación planteada en Escobar porque algunas de las amenazas aperiodistas de la ciudad emanaban “de la intendencia y el Concejo Deliberante”.El Sindicato de Prensa explicó que los dichos del ex policía se sumaban a una “verdaderaandanada de agravios contra los medios” y coincidía “sospechosamente con el avance delas investigaciones de la muerte del periodista Oscar Carrazone”. Carrazone había muertocasi un año atrás en confusas circunstancias y su cadáver había sido exhumado, pararealizarle una segunda autopsia, en la misma semana en la que Patti se despachó con susacusaciones.


La FATPREN manifestó su preocupación porque el caso estaba alcanzando “grados deescándalo”. “Como lo muestra –decía el comunicado- la circunstancia de que luego de laexhumación para una nueva autopsia, manos anónimas habrían cambiado el cadáver paraevitar que se determine si falleció de muerte natural, como afirma el certificado oficial o si,como se sospecha y comenta ya en forma pública, se trató de un asesinato para evitar quesiguiera investigando actividades y conexiones del narcotráfico”. Por su parte el abogadode la familia Carrazone, Rubén Lombardi, denunció que el hijo de la viuda del periodista,Julián Chujbeb, “fue amenazado por el secretario de prensa de la comuna, de apellidoCarranza”.“Para enrarecer aún más el clima, a las declaraciones de Patti cuestionando la laborperiodística, se suman amenazas a varios colegas por difundir las novedades del casoCarrazone y una acusación del Concejo Deliberante”, destacó FATPREN recordando queese cuerpo –con el voto del PJ, la UCR y el Frepaso- se declaró solidario con las“preocupaciones del intendente Patti sobre la existencia de actividades ilícitas que sedesenvolverían en el partido y por la impunidad de que gozarían los integrantes de esasorganizaciones, máxime si se suman las denuncias que estos personajes efectuarían a travésde la prensa contra personas honestas”.“Cabe entonces preguntarse si esos acontecimientos están vinculados a la acumulación deinterrogantes sobre las verdaderas causas de la muerte de Oscar Carrazone o si, sin otraconnotación, tanto las declaraciones de Patti como las de los ediles resultan un claro intentode censura previa”, concluía el alegato de FATPREN.


DE PURGAS “La mejor policía del mundo”, al decir del gobernador Duhalde, comenzó a desmoronarseen agosto de 1996. El gatillo fácil, el narcotráfico, el juego clandestino y la prostitución setransformaron en un cóctel explosivo. La preocupación llegó a la cúpula ; hasta elpresidente de la Nación manifestó que era necesario “desterrar a las organizacionesmafiosas (...) en las que se encuentran implicados policías”. De inmediato, Menem pensóen el comisario para reemplazar al cuestionadísimo jefe de la Bonaerense, Pedro “ElPolaco” Klodczyk. Desde 1991, su nombre apareció cíclicamente al compás de lasreiteradas “crisis de seguridad”. Patti se retiró al asumir la intendencia de Escobar con elgrado de comisario, aunque en varias oportunidades sus detractores al interior de la fuerzaaseguraron que nunca había pasado de subcomisario.Más que oposición, su posible designación despertó estupor. El “globo” del subcomisariointendente duró apenas dos días; el propio Duhalde lo desmintió.El 21 de agosto, el gobernador aprovechó un acto compartido con Patti en Escobar paraanunciar oficialmente las reformas que sus funcionarios difundían desde un mes atrás: lacreación de la figura de “Controlador Ciudadano”, la exigencia de estudios secundariospara los futuros aspirantes, la desaparición o reducción del número de brigadas, ladescentralización de la Policía en seis grandes jurisdicciones y el pase a situación dedisponibilidad de todos los efectivos de la Bonaerense.Klodczyk y el secretario de Seguridad de la provincia, Alberto Piotti debieron abandonarsus cargos, aunque el ex juez de San Isidro pasó en realidad a desempeñarse comosecretario de la Gobernación, en lo que pareció más un premio que una reprimenda. Pattidebió seguir opinando sobre la inseguridad desde el sillón de su Intendencia.El gobernador de Buenos Aires salió del paso y evitó dar mayores datos sobre laorientación de su política de seguridad. Simplemente dijo: “(Patti) no está en mis planes.Tiene una responsabilidad muy grande en la Municipalidad de Escobar, hace poco queasumió allí y si renuncia deberíamos llamar nuevamente a elecciones”. Pero Duhalde lehabía prometido ese cargo al intendente y empezaba a tener una deuda pendiente con él.Lo cierto es que el ex subcomisario nunca pudo despegarse por completo de la fuerza quelo vio crecer. Por eso, a la hora de las purgas fue uno de los críticos más severos. Elasesinato de José Luis Cabezas, el 25 de enero de 1997 en Pinamar, se había transformadoen la gota que rebasó el vaso de muerte y corrupción. Pero Patti seguía siendo un hombreque llevaba el uniforme en la piel. No podía permanecer impávido, mientras sedesmoronaba la misma policía que había integrado durante más de 20 años. Se habló de quedurante un tiempo mantuvo asiduas reuniones con uno de los grupos exonerados, los SinGorra. “Lo que están haciendo es una locura, lo único que logran con la reforma es meterlemiedo a la policía. Los oficiales y la tropa están encerrados y muertos de miedo”, dijo elintendente transformado súbitamente en enemigo de los promotores del temor.


LA GOBERNACIÓN UNA MANO A LA SEGURIDAD


Patti es candidato a gobernador, a pesar de que Duhalde intentó cerrarle todos los caminos.Se fue del PJ, formó su propio partido y pretende ganar la provincia, como ya hizo antescon la Intendencia. No le falta dinero. Lo alienta Gregorio Pérez Companc, el hombre másrico del país, dueño de una fortuna estimada en los 5 mil millones de dólares. El lazo se inició en marzo del 98 en Escobar, donde el empresario instaló una coquetaheladería llamada “Munchi’s”, como su mujer, María del Carmen “Munchi” Sundblad.En la salida a Escobar y a tan sólo 200 metros de la ruta Panamericana emerge de la nadaun impresionante complejo lácteo-gastronómico-turístico con granja y zoológico incluidos.Le costó apenas 4 millones de dólares. Los helados que vende “Munchi’s” son únicos en laArgentina. Están elaborados sólo a base de leche de ganado Jersey, mientras que el resto seproduce con Holando Argentino. Sus habitúes aseguran que son los más cremosos y fielesal sabor original. A pocos metros de la heladería, el empresario tiene su campo de 262hectáreas, con un tambo modelo. Allí su mujer cría las distintivas vacas Jersey.En ese ámbito, rodeados de cisnes y flamencos el ex subcomisario y su anfitrión handisertado durante horas sobre el “flagelo de la delincuencia” y la necesidad de exterminarlo.La fama de rudo de Patti ganó rápidamente la admiración de su vecino más notorio. “Nosreunimos unas cuantas veces y sé que me aprecia mucho”, dijo Patti en setiembre de 1998.El asunto no cae demasiado bien en el duhaldismo, ya que el ex policía sigue siendo unhombre de Menem en la provincia. En realidad, Pérez Companc juega a dos puntas. Asídescribió su estrategia la periodista Glenda Rey Fortes a principios de febrero, en la revista“Tres puntos”. Por un lado, su apoyo a la candidatura presidencial del cabezón se hizoevidente cuando comenzó con las inversiones en Bahía Blanca para poner en marcha unaplanta petroquímica. Como prueba de su respaldo al intendente, puso varios millones dedólares para ampliar y mejorar la ruta 25, que pasa por Escobar. Además, el empresariotiene un ambicioso proyecto para construir una clínica de alta complejidad y un centro deinvestigaciones médicas que seguramente inaugurarán juntos.Pero, a mediados de 1998," Goyo" vendió varias de sus empresas por un valor que rondalos 2 mil millones de dólares, se compró una Ferrari de 635 mil y un Boeing 747 de 45millones. A principios de febrero del 99, le ganó la batalla a uno de sus más tenacescompetidores, el grupo Exxel. Desembolsó 400 millones de dólares para comprar el 60 %de Molinos, la principal empresa argentina de alimentos. Con lo que le queda, puedecambiar por completo a Escobar. Entre sus proyectos para el pago chico, Pérez Compancdestaca la creación de un oceanario, que ya cuenta con seis delfines y ocho lobos marinos.La idea es cumplir con un sueño de sus nietos: poder visitar Mundo Marino pero en casa y asólo 40 kilómetros de la Capital.“Él tiene su corazoncito en Escobar y si invierte acá a mí me parece maravilloso”, explicael intendente.


LA CARRERA MÁS IMPORTANTE


Ya se sabe, el ex policía es un amante del vértigo. Por eso estuvo presente en lacompetencia de Turismo Carretera que se corrió en el circuito de Paraná en 1997. El Dodgeestuvo piloteado por Guillermo Del Barrio y tuvo como sponsor destacado al subcomisario,intendente y candidato. “Patti gobernador” era la consigna sobre un fondo de una estrellaque pese a su admiración por Juan Manuel de Rosas, no era la federal. El copiloto era elpropio Luis Abelardo.A principios de octubre de 1998, por consejo del presidente Menem, intentó incorporar asus filas a una personalidad del mundo del deporte. El elegido fue Javier Castrilli. Pero elárbitro de futbol prefirió dedicarse a escribir en la revista XXII, bajo las órdenes de JorgeLanata.En Buenos Aires, Patti presenta 110 candidatos a intendente. Entre ellos se encuentra:desde el ex jugador de Boca, Ubaldo Rattín, en Tigre, y el actor Fernando Siro, en Avellaneda, hasta un sobrino de Jorge Rafael Videla, en Morón.También cuenta en sus filasal Angel "El Tanque"Rojas y a Raúl Rabanaque Caballero.EN CAMPAÑA Y DE LICENCIAPatti tomó licencia en Escobar ya en 1998 y se dedicó de lleno a la campaña electoral. Leslleva una buena ventaja en tiempo y caminatas al resto de sus competidores. Lo reemplazóJorge Landau, quien decidió crear una sede de la Universidad de Buenos Aires para dictarel Ciclo Básico Común y controlar la elevada deserción escolar. En un principio el excomisario comenzó a recorrer la provincia de Buenos Aires junto al médico EduardoLorenzo Borocotó, lo que provoco la ironía popular:“Uno te tortura, el otro te cura”. Lafórmula se rompió prontamente y Patti siguió solo, buscando un acompañante, hasta queconsiguió al publicista Gabriel Dreyfus.A principios de febrero del 99, ante la confirmación de las internas del PJ bonaerense parael 11 de abril, no dudó en abandonar el partido por considerar la fecha demasiadoprematura y decidió presentarse por fuera del oficialismo como candidato a gobernador. Apesar de los insistentes reclamos del justicialismo -incluido el expreso pedido del presidenteMenem-, Patti no revirtió su posición.Pronosticó que en los próximos meses los delitos aumentarían “un 15 % en el ámbitobonaerense” y sostuvo que ya era tiempo de volver “a la policía de 1968 para salir de lacrisis de inseguridad que se vive”. “En ese momento había credibilidad. A lo mejor elhombre tenía sexto grado o menos todavía, pero era un agente respetado y había unaestructura policial ágil. La gente confiaba más en quienes la cuidaban. Después se fueburocratizando y generó cada vez más corrupción”, dijo Patti, consciente de enrolarse entreesos agentes que ingresaban a la fuerza con sexto grado o menos.El ex subcomisario, que se incorporó a las filas policiales en 1970, tenía muy en claro queelogiaba a la policía de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, la misma que, entreotras cosas, protagonizó la “Noche de los Bastones Largos” en 1966, cuando irrumpió enlas universidades a punta de pistola.Continuó su batalla contra el gobernador Duhalde y lo culpó de la ola delictiva. Tan mal nole fue. El propio candidato a la jefatura del Estado bonaerense, Carlos Ruckauf, adoptó sumismo discurso. Y el ministro de Seguridad, León Arslanian, tuvo que presentar surenuncia.


DE ALIANZAS Y BETÚN


El 7 de febrero, la periodista Susana Viau firmó en Página 12 una nota titulada “Unaalianza entre hombres de armas. Patti se abre del justicialismo con el apoyo delseineldinismo”. Allí relataba que, ante la indiferencia del menemismo, el alcalde se habíadecidido a encabezar la fórmula del Partido Popular Cristiano, flamante aliado de la gentedel ex coronel carapintada Mohamed Alí Seineldín.1414Antiguo enlace entre el ejército y la Triple A; ex edecán del general (re) Guillermo Suarez Mason, cuandoéste era titular del I Cuerpo. Eestuvo procesado por el secuestro y desaparición del físico Alfredo Giorgi -aquien se vio por última vez en el campo de concentración Olimpo-, ocurrido el 27/11/78 en la Capital Federal,caso por el que fue beneficiado con las leyes de impunidad. Fue agregado militar de Panamá durante lapresidencia de Raúl Alfonsín y lideró el cuartelazo militar de diciembre de 1990, por el que sigue en prisión. Enemistado con Eduardo Duhalde a partir de las profundas diferencias con la política deseguridad del ministro León Arslanián, Patti apostó unas vez más sus fichas al presidenteMenem. “Y no aspiraba a poco –escribió Viau-: más entusiasmado con las tareas ejecutivasque con los cargos electivos, acariciaba el proyecto de ser él quien acompañara a AntonioCafiero en la lucha por el principal distrito electoral. Pero esos anhelos eran de imposiblerealización: la fama de duro del comisario retirado y su proclividad a técnicas noconvencionales de interrogatorio le han dado réditos en la contienda comunal, pero corríanel riesgo de convertirse en un boomerang para quien lo llevara de escolta”.Patti habría tejido entonces un plan común con el PPC, con la promesa de ampliasfacultades y un 70 por ciento de los cargos en disputa. El ex policía dejaría de estar asíhuérfano de partido y el movimiento proseineldín conseguiría un candidato. “Es que lanueva entente es funcional a la estrategia menemista de fragmentar el voto del duhaldismoy éste no tendría otra alternativa que negociar con ella para no enfrentar más enemigos quelos inevitables”, continuaba la autora de la nota.A mediados de enero del ’99, el ex jefe carapintada se negó a encabezar cualquier tipo defórmula electoral. Sus seguidores sellaron el acuerdo con el PPC, titular de una personería.El pacto contó con el compromiso del propio Seineldín y los ex coroneles Luis Baraldini yOscar Vega (por el bando carapintada) y de Orlando Sicarrelli y Norberto Descarreaga (porel del popular-cristianismo). Seineldín, Baraldini y Vega son algunos de los militares que sesublevaron en diciembre de 1990 y que cuentan con un privilegio infrecuente para lospresos comunes: salir de la cárcel todos los días para trabajar en una fábrica militar deCampo de Mayo. Baraldini fue además beneficiado en junio de 1988 por la ley de PuntoFinal. Estaba procesado por 20 delitos cometidos durante la dictadura como jefe de Policíade La Pampa.El 12 de febrero, Patti reafirmó en el diario El Cronista que se presentará “por fuera delPJ”; desmintió que existiera una alianza con Seineldín, aunque admitió que lo conoce y loconsidera “una buena persona”.Patti tiene sus oficinas de campaña en la calle Lavalle, en la Capital Federal. Desde allípartieron a mediados de marzo los afiches que empapelaron el centro de la ciudad, con laayuda económica -según él mismo lo reconoció- de Carlos Saúl Menem. “Fueron muypocos, ahí terminó la cosa. De todos modos siempre he sostenido que el conductor delpartido justicialista debe ser él”, dice el ex policía, uno de los pocos incondicionales que levan quedando al presidente.“Para que salir a la calle vuelva a ser un juego de niños” o “Tenemos que cuidar la vida quenos dejaron” decían los slogans electorales que, curiosamente, llevaban el escudo delPartido Justicialista. “Me ofrecían la primera candidatura a diputado nacional. Aceptarhubiera sido poco serio, porque dejaba a toda mi gente en el camino”, explicó Patti.Algunos de sus allegados vislumbran la posibilidad de un reencuentro con un viejo aliado:el hipermenemista, ex policía y candidato a gobernador por la Ucedé, Alberto Albamonte.“Es posible que antes de las internas hagamos un acto de lanzamiento en Obras”, vaticinóPatti en El Cronista, pero a partir de allí poco y nada se supo de él, salvo aquellos afichesen calles céntricas de la Capital, no de la Provincia.De cualquier manera parece tenerse una fe ciega: “La competencia no será entre el PJ, laAlianza y mi partido, sino entre Meijide, Ruckauf y Patti. La gente vota cada vez más enforma independiente. Antes los golpes disfrazaban los errores de los políticos. Ahora,cuidado, porque se viene el golpe de los votos”.Su propuesta sigue siendo la misma que enarbola hace 30 años: “correr a los chorros hastadebajo de la cama”. Y después actuar, claro, como sólo él sabe hacerlo. “Entre la gente ylos delincuentes, yo defiendo siempre a la gente”. Expulsar a todo aquel que le disguste,que se oponga a la moral y las buenas costumbres, para después exterminarlo, destruirlo. Esa es la filosofía de la dictadura que usurpó el poder entre 1976 y 1983, la misma filosofíadel hombre que quiere gobernar la provincia más grande del país.


CAPÍTULO VII: EL PENSAMIENTO VIVO DE UN COMISARIO QUE CARGA CON VARIOSMUERTOS


“Yo no quiero entrar en querellas. Todos los días observamos que el Presidente Menem yhombres de altos planos del Gobierno dicen: ‘No volvamos al pasado’, así que, ¿para quévolver a los rencores?. No tiene sentido”. (L.A. Patti, al ser consultado por el secuestro ymuerte de los dirigentes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, en octubrede 1990)“Sucede que hace 20 años que ando por esta zona; he estado en Ingeniero Maschwitz, enEscobar, en la Brigada de San Martín, en la Unidad Regional de Tigre... La gente ya meconocía de antes. Por eso aunque sólo estuve en funciones desde el 10 de agosto, el 12 desetiembre 3 mil pilarenses salieron a respaldarme”“Yo no vivo de la Policía sino para la Policía. Tengo comercios, panaderías. Esoafortunadamente me permite vivir bien”. (Revista El Porteño, octubre de 1990)“Voy a continuar trabajando de la misma manera y con la misma conducta. Sigo creyendoen la buena policía, que gracias a Dios es la mayoría. No nos apartemos de lo que hemosvenido haciendo hasta hace un mes”. (Clarín del 17 de noviembre de 1990)“De ninguna manera, he pensado dedicarme a la actividad política. Yo soy policía y lapolítica es para los políticos”. ( La Nación del 17 de noviembre de 1990)“Sí, es cierto, estuve en la recuperación del Regimiento de La Tablada al frente de ungrupo de Caballería de San Isidro, cuando los subversivos pretendieron tomarlo. Por eso,quizá, algunos sectores de la izquierda me condenaron públicamente antes de que laJusticia se expidiera” (La Nación del 17 de noviembre de 1990)“Algunos diarios nos mencionan como un grupo de elite y eso no es exacto. Se trata de ungrupo con gran espíritu de trabajo y sacrificio y una alta idoneidad. Ninguno de nosotroses más o menos que el resto de los 42 mil hombres que integran la Policía Bonaerense”.(L.A.Patti, sobre el Grupo Operativo Halcón, en Clarín, 6 de enero de 1991)“En mis 21 años de labor policial, he trabajado al lado de los mejores jueces y policías dela Provincia de Buenos Aires y he participado en la investigación de los hechos másresonantes del país. Me tocó actuar en el esclarecimiento del asalto a la Municipalidad deMerlo; en el secuestro y asesinato del empresario del mueble Corapi, el asesinato delteniente coronel Ghio, el homicidio del abogado Chominto, en la del no menos famoso“Tito” Ramos, secuestrador del presidente de la Fiat en Francia, y muchos otros hechosno menos notorios. Toda esa actuación me ha enseñado que nunca deben adelantarsejuicios mientras no se tengan pruebas contundentes, y mucho menos aún disponerdetenciones. Y también aprendí sobre la actuación de los jueces, pero esa mismaexperiencia me enseñó que un buen policía no debe ser partícipe de horrores judiciales”. (Clarín, 14 de marzo de 1991) Se comentó que usted había recibido un millón de dólares para limpiar a Luque de la causaen Catamarca...-No me haga reír. Yo también escuché muchos rumores. Pero un investigador analizadatos, no se deja enmarañar por palabra. Luque ha presentado un montón de testigos ydocumentos... Debe tener mucho dinero para arreglar a tantas personas... Es imposible-Y el Ford Falcon y la ambulancia ¿No comprometen a Luque?-Piense un poco ¿con la plata que tiene Luque va a utilizar una auto desarmado paratrasladar un cadáver? (Revista Gente, 14 de marzo de 1991)“En la Subjefatura, me fue bien, pero no como en otros tiempos. La notoriedad no es bienvista en la institución. Ya se sabe, despierta celos y envidias”“Vea, a mí los chorros siempre me respetaron. ¿Sabe por qué? Porque soy un policía deconducta. Jamás agregué robos en un prontuario. Tampoco acostumbré a verduguear asus familiar. Soy un policía duro, alguien que agota todas las posibilidades para conseguiruna condena”. (Clarín del 3 de abril de 1993)“A mí no me preocupan que digan que aprieto. Me preocuparía si dicen que soycorrupto”. (Ambito Financiero del 5 de abril de 1993)“Que digan que participé en la lucha contra la subversión, que digan que soy untorturador; yo no lo niego. Pero no me acusen de chorro y de corrupto”. (Revista Noticias,1996)“Estoy a favor de una policía que actúe al filo de la navaja, una policía dura, como la de lapelícula ‘Mississippi en llamas’. Allí hay dos agentes que tienen que esclarecer un crimen.Uno actúa respetando la ley, mientras que el otro, que les pega una buena patada en el trastea los sospechosos, consigue las pruebas para resolver el caso”.-Entonces ¿usted está de acuerdo con una policía que no respete la ley?, le inquirió elperiodista Eduardo Videla de Página 12--Yo estoy en contra de los policías que no hacen nada porque no tienen la orden del juez.El Código permite hacer un allanamiento sin orden judicial sí se tiene el consentimientodel dueño de casa. Estoy a favor de una policía que defienda al 98 % de la gente contra losdelincuentes. Que defienda a la sociedad aunque tenga que violar la ley.-Pero ese 98 % de la gente ve cómo la policía que actúa fuera de la ley también roba autos,participa en bandas de narcos y atentados...-Esos son delincuentes con uniforme de policía. Son hombres que juegan a ser policías. Yoestoy hablando de policías profesionales, capacitados para combatir la delincuencia.-Yo he tenido chicos de 15 años detenidos en una comisaría, por haber robado unabilletera, y en vez de ponerlos a disposición del juez, los tuve 15 días pintando la seccional.Ahora me lo agradecen.-¿Usted tuvo a menores detenidos sin ponerlos a disposición del juez?-Sí. Los salvé de que se pudran en el reformatorio y hoy vienen y me lo agradecen.Este diálogo le valió al intendente presentaciones de varias denuncias por apología delcrimen y privación ilegítima de la libertad de organismos de derechos humanos ylegisladores, pero no de fiscales. (Página 12, del 14 de agosto de 1996)“El policía que delinque es un doble enemigo, porque escondido en sus uniforme nos puedematar hasta a nosotros mismos”. (Clarín del 13 de abril de 1997)“Hoy la policía, en las investigaciones, está siguiendo paso por paso el Código deProcedimiento Penal. ¿Cuáles son los resultado? Una inseguridad que crece el 12 %anual?”. (Clarín del 13 de abril de 1997) “¿Ustedes creen que hechos importantes se van a resolver sin una policía dura, sinverdaderos interrogatorios? Si tratamos al delincuente con mano de seda, nunca vamos aconseguir la condena”. (Clarín del 13 de abril de 1997)“De ninguna manera permitiría que la gente participe en la solución de los problemas deinseguridad. Estos son temas de competencia exclusiva de los funcionarios. Yo jamás voy ainvolucrar a un vecino en esto. Los que creen que es así mienten, pretenden usar a losvecinos como fusible y hacerlos responsables de su inseguridad. Es una chicana sucia que,acá en Escobar, nunca va a suceder”. (La Nación del 13 de marzo de 1998)“Yo voy contra el aparato, contra el 70 por ciento del aparato. Y le digo más, si el aparatoquisiera venir acá nosotros le diríamos que no. Creo que nos restaría votos en vez desumarnos”. (Página 12 del 5 de abril de 1998)“No integro el Grupo Bauen porque prefiero los barrios humildes y ahí hago las reunionesde trabajo. Lo nuestro consiste en ir a las bases y no al Hotel Bauen” (L.A.Patti,declaraciones a la Agencia Noticias Argentinas, del 21 de enero de 1999)


ANEXOFUENTESDiarios:Clarín - Página 12 - La Nación - Crónica - Ambito Financiero - Diario Popular - Sur - LaVoz - La Prensa - El Cronista - Tiempo Argentino - La Hora Actual - Diario de Madres dePlaza de Mayo.Revistas:Somos - Noticias - Gente - Pistas - Tres Puntos - Veintidós.Libros:- La Bonaerense, Historia Criminal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, deCarlos Dutil y Ricardo Ragendorfer- Nunca Más, Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas(CONADEP)- Culpables para la sociedad, impunes por la ley, Informe sobre represores elaborado porAbuelas de Plaza de Mayo, APDH, Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, CELS,Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Liga Argentina por losDerechos del Hombre, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, MovimientoEcuménico por los Derechos Humanos, Movimiento Judío por los Derechos Humanos,Servicio de Paz y Justicia.- La Triple A, de Ignacio González Jansen, Ed. Contrapunto, 1986.-Cuadernos para la democracia 10, Autocrítica policial de Rodolfo Peregrino Fernández.Ed. El Cid Editor, 1983

Comentarios