La agrupación HIJOS Rosario sumó su voz al debate sobre lo que se hará con el predio donde funcionó el Batallón 121. “Ese lugar es un testimonio de lo que fue el terrorismo de estado en nuestra cuidad y cualquier proyecto que se lleve adelante, debería contemplar la historia que encierra detrás”, expresaron desde el organismo de derechos humanos.
En unos días se lanzará el concurso al que están convocados arquitectos de todo el país para que propongan qué hacer en los terrenos y edificios del ex Batallón 121 de ejército, ubicado en el predio de Ayacucho y Lamadrid, que a principios de abril de este años quedó en manos del gobierno provincial, y que suma casi 30 hectáreas y varias construcciones de valor patrimonial.
“Nosotros estamos elaborando una propuesta para que dentro del proyecto que se despliegue, esté contemplado el desarrollo de un sitio de memoria, ya que en ese lugar no sólo se planificó la represión durante el terrorismo de estado, sino que funcionó como centro de detención de presos políticos”, aseguraron desde HIJOS a través de un comunicado de prensa.
La agrupación recordó que en el primer juicio contra responsables de crímenes de lesa humanidad en Rosario, “justamente se enjuiciaron a cinco represores del Batallón 121 que fueron condenados a prisión perpetua” y agregaron que “en ese proceso, decenas de sobrevivientes dieron cuenta de las atrocidades que desarrollaron los grupos de tareas que funcionaron en ese lugar”.
HIJOS no desconoció “el debate instalado entre vecinos de la zona, autoridades provinciales y otros grupos sobre lo que se va a hacer en ese predio”, pero consideraron que “cualquier proyecto que se lleve adelante no puede derribar algo que es patrimonio de la memoria de los rosarinos y material probatorio para futuros juicios a los represores”, y agregaron: “si se borra la historia de ese lugar, se está echando un nuevo manto de impunidad sobre lo ocurrido en nuestro país durante la dictadura”.
La agrupación sostuvo que “la idea que estamos pensando para poner en discusión, apunta a que se sostenga en el lugar un sitio de memoria que convierta el terror y la muerte que allí se planificó, en un proyecto cultural educativo abierto a la comunidad y el barrio”.
En el juicio Guerrieri-Amelong, el primer proceso oral y público contra militares y personal de inteligencia llevado adelante en la ciudad de Rosario, fueron condenados a prisión perpetua una parte del personal del Batallón 121 del ejército: los represores Pacual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo. En ese juicio se probaron los secuestros y torturas cometidas contra una treintena de presos políticos, y la desaparición de 17 personas, entre ellas una embarazada.
En el juicio que todavía sigue en curso, el denominado Díaz Bessone, en el que está siendo juzgada una parte de la patota que actuó en el ex Servicio de Informaciones de la policía de Rosario durante la dictadura, el ex oficial Adolfo Salman, quien revistió en la fuerza durante aquellos años, confirmó que lo hecho por los hombres de Feced era “ordenado por el Batallón 121 del ejército”.
En unos días se lanzará el concurso al que están convocados arquitectos de todo el país para que propongan qué hacer en los terrenos y edificios del ex Batallón 121 de ejército, ubicado en el predio de Ayacucho y Lamadrid, que a principios de abril de este años quedó en manos del gobierno provincial, y que suma casi 30 hectáreas y varias construcciones de valor patrimonial.
“Nosotros estamos elaborando una propuesta para que dentro del proyecto que se despliegue, esté contemplado el desarrollo de un sitio de memoria, ya que en ese lugar no sólo se planificó la represión durante el terrorismo de estado, sino que funcionó como centro de detención de presos políticos”, aseguraron desde HIJOS a través de un comunicado de prensa.
La agrupación recordó que en el primer juicio contra responsables de crímenes de lesa humanidad en Rosario, “justamente se enjuiciaron a cinco represores del Batallón 121 que fueron condenados a prisión perpetua” y agregaron que “en ese proceso, decenas de sobrevivientes dieron cuenta de las atrocidades que desarrollaron los grupos de tareas que funcionaron en ese lugar”.
HIJOS no desconoció “el debate instalado entre vecinos de la zona, autoridades provinciales y otros grupos sobre lo que se va a hacer en ese predio”, pero consideraron que “cualquier proyecto que se lleve adelante no puede derribar algo que es patrimonio de la memoria de los rosarinos y material probatorio para futuros juicios a los represores”, y agregaron: “si se borra la historia de ese lugar, se está echando un nuevo manto de impunidad sobre lo ocurrido en nuestro país durante la dictadura”.
La agrupación sostuvo que “la idea que estamos pensando para poner en discusión, apunta a que se sostenga en el lugar un sitio de memoria que convierta el terror y la muerte que allí se planificó, en un proyecto cultural educativo abierto a la comunidad y el barrio”.
En el juicio Guerrieri-Amelong, el primer proceso oral y público contra militares y personal de inteligencia llevado adelante en la ciudad de Rosario, fueron condenados a prisión perpetua una parte del personal del Batallón 121 del ejército: los represores Pacual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo. En ese juicio se probaron los secuestros y torturas cometidas contra una treintena de presos políticos, y la desaparición de 17 personas, entre ellas una embarazada.
En el juicio que todavía sigue en curso, el denominado Díaz Bessone, en el que está siendo juzgada una parte de la patota que actuó en el ex Servicio de Informaciones de la policía de Rosario durante la dictadura, el ex oficial Adolfo Salman, quien revistió en la fuerza durante aquellos años, confirmó que lo hecho por los hombres de Feced era “ordenado por el Batallón 121 del ejército”.
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