Sobre los dichos de María Bressa (Comunicado de H.I.J.O.S.)

No puede estar al frente de la Secretaría de Derechos Humanos


La agrupación H.i.j.o.s. Rosario quiere hacer pública su indignación por los dichos de la actual secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, quien no sólo hasta el momento no puede mostrar un sólo programa que se esté ejecutando desde su Secretaría –hecho que ya ha rebalsado la paciencia de las organizaciones de derechos humanos– , sino que ahora encima y según las declaraciones publicadas, pone en un mismo lugar a víctimas y victimarios, actualizando una vez más la teoría de los dos demonios, estrategia discursiva que sólo tiende a encubrir el verdadero rostro del terrorismo de estado.
La única actividad que venía desarrollando la Secretaría, era la elaboración de un programa de protección a testigos, que viene increíblemente demorado, y sobre el cual lo único que se ha hecho al día de hoy, es la conformación de el mencionado equipo de profesionales. Equipo que ahora nos anoticiamos por boca de la propia Secretaria, que tratará de igual manera a genocidas y víctimas del terrorismo de estado.
Queremos repudiar esa lógica con la que se quiere gestionar y planificar política de derechos humanos desde la Secretaría. No puede un funcionario que debe proteger y promover los derechos humanos confundir las necesidades de una persona que fue víctima de los más aberrantes delitos, como son las torturas, el secuestro en campos clandestinos de detención, las violaciones, la desaparición de familiares, el robo de hijos, hermanos o nietos, con las vicisitudes que tienen que enfrentar unos pocos genocidas en la actualidad (luego de haber gozado de más de 30 años de impunidad), producto de haber actuado de manera libre en la comisión de aquellos hechos repugnantes, que otras que las que le garantiza un Estado de Derecho: un juicio justo a causa de su actividad criminal en el genocidio perpetrado contra el pueblo argentino.
Hemos sido más que prudentes en la espera de que la Secretaría de Derechos Humanos comience a mostrar a que piensa dedicarse. Desde que fue nombrada la actual Secretaria, esperamos muy pacientemente la puesta en marcha del necesario programa de protección a testigos, pero también anhelamos a que no sea la única actividad que desarrolle la Secretaría. Las necesidades de políticas estatales sobre los derechos humanos, no se agotan en un programa para víctimas del terrorismo de estado, esa es otra lógica que esperamos se empiece a debatir y que también queremos discutir abiertamente con la actual gestión, pero no con un funcionario que confunda a los genocidas con sus víctimas.

Se suman con su firma al documento de H.I.J.O.S.:

Jorge Palombo, Ana Maria Ferrari y Esteban Mariño.

Comentarios

John Galt dijo…
ustedes ponen "los más aberrantes delitos, como son las torturas, el secuestro en campos clandestinos de detención, las violaciones, la desaparición de familiares, el robo de hijos, hermanos o nietos" me tomo la libertad de nombrar a Larrabure, la hija del capitan Viola, Paula Lambruschini, el ing Amelon, y varios mas, esta bien, uno es terrorismo de estado, pero el otro no fue lucha por la libertad o la democracia.
y ya que hablan del estado de derecho, deberian pedir tambien que la corte suprema de justicia considere inconstitucional el aumento de las retenciones ya que es una facultad del congreso el fijar los impuestos, no puede hacerlo el ejecutivo.
y no digan derechos humanos esa alabra nos queda grande, hablamos de derechos humanos politizados por un presidente que con la repartija los copta, y lo lamentable es que haya personas que lucren con los derechos humanos, hubo de hijos alguna declaracion en contra del hambre en el norte del pais? o en rosario mismo? de la falta de politicas de inclusion social? o de los chicos que no asisten a la escuela porque tienen que salir a la calle a pedir,? y la falta de politicas de estado para revertir ese tema???
Ninguna de las personas que mencionás fue víctima de delitos de lesa humanidad.
Te aclaro una vez más:
La generación de los sesenta y sesenta, que luchó por un país independiente y con justicia social -y que fue desaparecida, encarcelada y exiliada- justamente ya fue no sólo víctima del terrorismo de estado con el que los sectores del poder local y multinacional aniquilaron la posibilidad de que se cambie este país y se termine con el coloniaje y sus privilegios, sino que además sufrió la aplicación de "justicia" según ellos la entienden, que justamente consistió en torturar, desaparecer, robar hijos, encarcelar y exiliar a decenas y decenas de miles de argentinos.
Si sos tan liberal cómo decís, tendrás que apreciar la diferencia de criterios de justicia que se está aplicando en la actualidad en relación a los juicios contra los genocidas, si los comparás con lo ocurrido con lo realizado por el terrorismo de estado.
Pero quizás, tu liberalismo no es tan cándido como parece, y alo mejor sos como los liberales reales, los económicos, que saben que el liberalismo político sirve hasta que las mayorías se organizan y empiezan a avanzar sobre los intereses del poder económico, momento en el que se olvidan del liberalismo político, cultural y mediático, y recurren como siempre en nuestra historia a la dictadura.
Sobre el caso Larrabure, te invito a que leas esta investigación periodística, para que no sigas repitiendo la versión que inventó la dictadura:

REVELACIÓN HISTÓRICA EN TORNO AL CASO LARRABURE
Publicado en (http://www.eleslabon.org.ar/noticias_desarrollo.shtml?x=38665)
NOTICIA DE UN ASESINATO QUE NO FUE
24/03/2008. Una investigación de Carlos del Frade revela la invención del asesinato del ex mayor del Ejército Argentino a manos del ERP. Cae una bandera de los defensores de la teoría de los dos demonios.


En la esquina de San Lorenzo y Dorrego, en la ciudad de Rosario, las paredes del ex Servicio de Informaciones de la policía rosarina tienen pintado un nombre: “Coronel Larrabure”. Es el apellido del entonces mayor del Ejército Argentino, Argentino del Valle Larrabure, hoy devenido en el símbolo más usado por la derecha argentina para reivindicar el genocidio. Sin embargo, a la luz de documentos celosamente guardados por ex militantes cercanos al Ejército Revolucionario del Pueblo se pueden reconstruir, por primera vez en treinta y tres años, los últimos momentos de vida del oficial. Según estos papeles y relatos, Larrabure no fue ni torturado, ni mal alimentado ni matado y apenas el cuerpo se descongeló –porque había sido puesto en una heladera– recuperó la fisonomía de un hombre normal y bien nutrido, según aportaron las fuentes consultadas. Al contrario: el testimonio de otro secuestrado por la organización guerrillera, compañero de cautiverio de Larrabure, da cuenta de la sorpresa que causó la muerte del oficial entre sus captores. Para ellos, los entrevistados para esta investigación, los mencionados datos deberían estar contenidos en el expediente cuyo rastro se perdió en Capital Federal hace muchos años aunque se originó en Rosario.
He aquí la historia de la invención de un asesinato que nunca ocurrió. Una mentira que todavía tiene ecos en la política y justicia argentinas a casi tres décadas y media de haberse impuesto en la conciencia del pueblo. La familia de Larrabure se merece la verdad y no que sea utilizada para justificar la ahistórica y falsa teoría de los dos demonios. Es hora que, en caso de existir, los expedientes judiciales en torno al caso tomen estado público porque no hubo ni torturas ni asesinato, se trató de una fenomenal maniobra política y psicológica tendiente a justificar el terrorismo de estado que ya se venía preparando desde antes del 24 de marzo de 1976. Santucho decía la verdad: “Nuestro pueblo sabe que los guerrilleros no torturan a sus enemigos”.
Estos son los detalles: El 10 de julio de 1974, el Ejército Revolucionario del Pueblo produce la toma de la Fábrica Militar de Villa María, en la provincia de Córdoba. Allí fue apresado el subdirector del establecimiento, mayor Julio del Valle Larrabure. La guerrilla lo necesitaba como técnico para la fabricación de explosivos.
El 22 de agosto de 1975, el mayor Larrabure se suicidó estrangulándose con un cordel en la cárcel del pueblo donde se encontraba. El Ejército difundió que se lo había torturado. “Acostumbrado a torturar y fusilar a todo combatiente que caen en sus manos, el Ejército quiere justificar su miserable actitud atribuyendo falsamente a los revolucionarios los mismos métodos que él utiliza”, contestó el ERP.

Aquella madrugada. Era el 11 de agosto de 1975 cuando René Alberto Vicari fue secuestrado cuando se disponía a ingresar a su oficina en calle San Juan 2460, en la ciudad de Rosario.
-Policía Federal. Nos tiene que acompañar. Hubo un asalto en un banco y tenemos que averiguar, le dijo uno de los tres hombres que lo rodearon mientras le apuntaban con un revólver.
Lo subieron en su propio automóvil Renault Break e iniciaron una marcha que pasó por el Parque Independencia, tomaron por avenida Godoy hasta que le vendaron los ojos.
-¡Pará, pará! Acá está la camioneta - escuchó Vicari.
-Ahora te vamos a cambiar de coche, le indicaron. Lo metieron en un cajón de madera y recomenzaron el viaje. Notaba que era un terreno barroso.
-Bueno, ahora te vamos a poner una inyección porque tenés que hacer un viaje muy largo...
A los pocos segundos, Vicari perdió el conocimiento.
Cuando despertó, el comerciante estaba en una pequeña habitación amueblada con una cama, un banquito y un inodoro de plástico.
Le contaron que había sido secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo.
-¿Cuánto quieren por mi rescate?
-Mil millones de pesos, fue la respuesta.
Vicari notó que en el mismo sótano había evidentemente otro secuestrado, que tosía mucho y expectoraba y se quejaba para que bajaran el aparato de radio y que no prendieran el extractor de aire. Que en la noche del día 14 a la madrugada, aproximadamente a las 3 horas, escuchó un fuerte grito, e inmediatamente que era abierta la puerta de la otra habitación que se hallaba en el sótano.
Descendieron varias personas. Durante un largo rato escuchó conversaciones nerviosas. Todos fumaban mucho.
Después vino un médico. Aquella mañana, Vicari se dio cuenta que estaba solo.
Larrabure ya no estaba.
Ya nadie cantaba el himno nacional.
A las horas, sus captores se llevaron todos los trozos de soga, cables, hojas de afeitar y cualquier objeto punzante. No querían más sorpresas.
Aquel grito que escuchó fue ahogado, como un quejido.
El descubrimiento del cuerpo muerto de Larrabure desató un movimiento desacostumbrado. Algo raro había ocurrido.
Sus secuestradores estaban preocupados, seriamente preocupados.
El 4 de setiembre de 1975, Vicari, al notar que no había nadie en el predio, saltó por arriba de una pared de madera. Subió la escalera hacia la planta alta y al no ver a nadie, salió corriendo por una calle de tierra.

La invención del asesinato. Apuntes de tinta de lapicera “303”. Una mujer y un hombre, más de tres décadas después, le explican al cronista esas anotaciones parecidas a jeroglíficos.
“Larrabure, Argentino del Valle - su muerte”.
Así decía el expediente que se había tramitado en el Juzgado Federal Número 1 de Rosario, a cargo del doctor Pedro Alegría Cáceres. Llevaba el número 27.513 y luego se le habían acumulado el 27.522 y 27.526.
No hablaba de asesinato. Hay nombres en los papeles. Números. Precisiones.
Los sobrevivientes se emocionan. Piensan en tantos compañeros que hoy no están, entre otras cosas, por esta mentira construida a imagen y semejanza de los que querían impulsar el genocidio que ya iba a venir. Dicen que esa carátula impactaba en los militares.
Eso debió pasarle al entonces coronel José Herman Llera, a cargo del denominado juzgado de instrucción militar número seis, dependiente del Ministerio de Defensa en la Dirección General de Fabricaciones Militares.
Eran los primeros días de agosto de 1979. En aquella carta enviada desde la Cuna de la Bandera se informaba que no estaba “agregada la partida de defunción del occiso” y explicaba que la inscripción de la defunción de Larrabure fue ordenada por el juez nacional de primera instancia en la criminal y correccional federal número cuatro de la ciudad de Buenos Aires, doctor René Daffis Niklisonn.
Esta es la precisa información que figura entre los papeles y documentos aportados por un par de sobrevivientes a esta cronista. El expediente es todavía un misterio.
Allí estará la ratificación o no de estos dichos que parecen provenir de un mural de voces que gambetearon la mentira, el olvido y varias décadas de historia argentina.
Ese papel es una doble confesión: cuatro años después de encontrado el cuerpo de Larrabure la mismísima burocracia del terrorismo de estado que había hecho del caso un símbolo y una permanente excusa para secuestrar y torturar opositores políticos y sociales a la dictadura, decía que se trataba de “una muerte” y ni siquiera dudosa y, por otra parte, señalaba que desde el primer momento la reconstrucción política del caso fue llevada adelante desde Capital Federal, a más de trescientos kilómetros en donde fue encontrado el cuerpo del oficial del Ejército Argentino.
No hay referencias a ningún asesinato. No hay dudas en los sobrevivientes del ERP.
La palabra homicidio fue impuesta por los jueces federales de Capital Federal, Ramón Ojeda Febre y el ya mencionado Daflis Niclison, cuando le ordenaron a su par rosarino, Aguirre Stegmann, calificarlo como tal.
Esa invención de la realidad se produjo el 24 de agosto de 1975, menos de un día después que el cadáver fuera encontrado en un baldío rosarino.
Es un dato relevante: el pronunciamiento de los jueces Febres y Niclison se hacen al mismo tiempo que se practicaba la primera autopsia, a las ocho de la mañana.
“La muerte de Argentino del Valla Larrabure fue producida por asfixia por estrangulación”, dice la memoria de los ex militantes guerrilleros.
Y destacan que en esos mismos papeles se destaca un “buen estado nutricional”.
Larrabure, ¿fue estrangulado o se ahorcó? El informe de la autopsia no lo dice. No lo aclara. Si lo hacen los jueces Febres y Niclison. Así empezó la historia oficial del supuesto asesinato de Larrabure.
En setiembre de 1975, otro informe elaborado por los médicos forenses Avelino Do Pico y Guillermo Osman Dick, determinó que “no surgen lesiones producidas por el paso de corriente eléctrica”, como ya había salido a decir el Ejército Argentino.
El 27 de setiembre, la justicia federal todavía en democracia, sigue con dudas. Las autopsias no hablan de asesinato.
El Ejército y el gobierno nacional encabezado por la señora María Estela Martínez de Perón, en cambio, multiplican la idea de un cobarde homicidio practicado por una célula del Ejército Revolucionario del Pueblo.
En los papeles puede leerse que aquel primer análisis que en tiempo récord fue interpretado por los jueces de Buenos Aires, se estaba haciendo a la misma hora que los mencionados magistrados dictaminaban el asesinato, a las ocho de la mañana.
El médico legista de la Policía Federal, doctor Horacio José Marinoni, comenzó el examen del cadáver a esa hora pero con un detalle no menor: no contaba con los medios ni el equipo de ayudantes que llevaron otros profesionales. Marinoni destaca la nutrición de un sujeto normal con respecto a su talla. Y el profesional dice algo más: su primer informe “fue hecho condicionado al resultado de la autopsia forense y de los exámenes complementarios que luego se requirieron, habiendo actuado con escasos elementos para su examen con los antecedentes que se brindaron en ese momento”.
En síntesis, la autopsia practicada en el cuerpo de Larrabure jamás ofreció como conclusión la certeza de un homicidio, al contrario, era un cadáver que presentaba indicios de buena alimentación y buen cuidado sin la menor marca de tortura o golpe alguno.
Larrabure no estaba siendo castigado ni tampoco mal alimentado. No se lo iba a matar. Eso se desprende de las autopsias practicadas el 24 de agosto y confirmadas hasta fines de setiembre de 1975, según precisan las fuentes consultadas para esta investigación. Es probable que esto figure en el expediente judicial.
Fueron aquellos dos jueces porteños, Febres y Niclison, los que impusieron la teoría del homicidio mucho antes de practicarse el primer examen.
Larrabure no fue asesinado.
El Ejército y la Policía Federal en complicidad con aquellos magistrados inventaron la historia oficial del supuesto homicidio. Sirvió para impulsar el genocidio. Nada más y nada menos.
John Galt dijo…
a ver si nos comprendemos no? los montoneros, el erp, y otras entidades, no lucharon por la independencia del pais, lucharon por su propio ideal.
hablaban de justicia social y comenzaron sus actividades en el gobierno de su mentor juan domingo peron.
no digo que sean crimenes de lesa humanidad, la ley argentina contempla solo a los crimenes cometidos por el estado y me aprece perfecto que se juzgue a los militares que actuaron en aquella epoca.
pero que los montoneros, y el erp, han matado, torturado, y encarcelado utilizando la justicia que a ellos les plazca. eso es un delito no de lesa humanidad, pero tampoco es humanista.
desconozco si el tema de larrabure salio en alguna publicacion de alguna revista propagandistica de la epoca narrando el asesinato.
pero el de amelon salio en la revista estrella roja y se adjudico el crimen el comando evita montonera.
paula lambruschini, no era culpable de lo que hacia su padre, y la hija del capitan viola tenia 3 años, ni siquiera era consciente.
seria bueno, que alguna vez, se reconozcan estos crimenes como tales, por parte de los organizmos de dd.hh, no como de lesa humanidad, pero si como que en aquellos años el desprecio por la vida era de las 2 partes.
no digo guerra, ni digo dos demonios, solo sedisiosos y criminales.
ademas quienes en esa epoca hablaban de justicia social, independencia, ahora son grandes capitalistas, y en politica no han hecho nada, mas que enriquecerce.
Anónimo dijo…
Hola. ¿A ustedes les falla, no? ¿Cuál es la búsqueda de su agrupación? No puedo creer que repudien a la funcionaria por querer garantizar los derechos de todos por igual. Supuestamente lo que se repudia de la dictadura es la ausencia de estos derechos. Con cosas así no me queda claro si buscan justicia o sólo buscan seguir la política que tenían las agrupaciones armadas de los 70. Son impresentables... Saludos.