Marcha ante el primer aniversario de la desaparición y muerte de Franco Casco

Foto: Juane Basso.
A un año de la desaparición y muerte de Franco Casco, el joven de Florencio Varela que fue visto por última vez con vida en la comisaría séptima de Rosario –y cuyo cadáver emergió 22 días después en el río Paraná–, cientos de personas acompañaron a su familia en una marcha en reclamo de justicia que este martes que unió la sede de gobierno provincial con los Tribunales Federales de Rosario. Previo a la movilización, Ramón Casco, padre de Franco, leyó una conmovedora carta en la que dio cuenta de la “tristeza enorme, gigante” que sintió ante la muerte de su hijo, del “enojo” por las “mentiras de policías y fiscales provinciales” y en la que solicitó a la Justicia federal que ahora lleva adelante el expediente que “siga investigando hasta que los culpables paguen”.

La concentración, convocada por una multisectorial integrada por organizaciones sociales, políticas, culturales y de derechos humanos, comenzó a las 17 frente a la sede de gobernación, sobre calle Santa Fe entre Moreno y Dorrego, y partió a las 18 rumbo a Oroño 940, donde ahora tramita la investigación luego de que la Justicia provincial remitiera el expedienta, tras el insistente reclamo de los familiares y sus representantes legales.

Palabras de un padre
Antes de la marcha, Ramón Casco leyó a la prensa su “Palabras de un padre que reclama Justicia”, tal el título de la carta que escribió de puño y letra que dedicó a su “hijo y compañero de trabajo”. En el texto, el hombre recordó aquel miércoles 8 de octubre del año pasado, cuando fue hasta la comisaría séptima apenas arribó a la ciudad, donde “a la mañana no informaron nada”, mientras que a la tarde le dijeron “que había estado un pibe, Casco, pero que lo habían liberado, y que lo busque en la zona de la terminal”.
“Siento impotencia, discriminación, veo desprecio total por la vida y las personas, siento mucho enojo por el trato que nos dio la policía durante la búsqueda desesperada de Franco, las mentiras que nos dijeron, las mentiras de los fiscales (provinciales) tratando de ocultar la responsabilidad de la policía”, leyó Ramón, y luego agregó: “yo les preguntaría a esos policías si no tienen hijos, si no son hermanos, si no tiene padres”.
En la carta, Casco agradeció a todos los que los estuvieron acompañando “en esta lucha”, entre los que destacó “al doctor (Gabriel) Ganón, a los compañeros del Bodegón de Pocho, a la doctora (Matilde) Bruera al equipo de abogados de la querella a todos los partidos políticos y a las organizaciones que integran la multisectorial”.
También tuvo palabras para “los familiares de los chicos que sufrieron lo mismo que Franco” a los que les dijo: “tengamos fuerza para seguir luchando, no bajemos los brazos, abracémonos fuerte, y sigamos luchando hasta el final por justicia, para que estos hechos no se repitan”.
“Quiero decirle a la fiscalía federal y al Juez (Carlos) Vera Barros que sigan investigando, que lleguen hasta al final, que los culpables paguen, que los policías que golpearon y torturaron criminalmente a Franco hasta quitarle la vida, que paguen con todo el peso de la ley, condena perpetua a los asesinos”, concluyó.
Luego, alrededor de las 18, la movilización presidida por Ramón y Elsa Godoy (madre de Franco) salió por Santa Fe hacia Oroño con destino a los Tribunales Federales, donde se leyó un documento redactado por el espacio multisectorial que organizó la marcha. Allí, sobre el bulevar, se denunció nuevamente a la policía, se reclamó a los tres niveles del Estado y se exigió justicia para Franco y todos los casos de gatillo fácil y violencia institucional, entre los que se mencionaron los de Paula Perassi y el más reciente de Gerardo “Pichón” Escobar.
“Hoy más que nunca seguimos sosteniendo que lo mató la Policía”, fue la consigna de los manifestantes que además estuvieron acompañados del abogado querellante Salvador Vera y Santiago Bereciartúa, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
El letrado de la familia Casco sostuvo que “a un año de la muerte de Franco, la causa en el juzgado federal ha tenido avances significativos” y en ese sentido precisó que se ha “obtenido material probatorio, material digital, análisis médicos, bioquímicos y se ha realizado una nueva autopsia”.
“Avanzamos también en el marco de los elementos relevados a los allanamientos la comisaria séptima”, agregó el abogado, que recordó que la causa está caratulada como “desaparición forzada de persona”.
Oriundo de la localidad bonaerense Florencio Varela, Franco tenía 20 años y era aprendiz de albañil cuando llegó a Rosario a principios de octubre de 2014 para visitar a una tía en el barrio Empalme. El 6 de ese mes fue detenido en la comisaría 7ma. cuando salió a tomar el tren para regresar a su casa. Dos semanas después, el 30 de octubre, fue hallado muerto, flotando en el río Paraná y según el abogado Vera al joven “lo matan y lo desaparecen en la comisaría séptima de Rosario”.
“Estamos investigando un hecho donde hay un encubrimiento por parte de la fuerza policial, por lo tanto no podemos dar cuenta minuto a minuto el desenlace que ha tenido el fallecimiento de Franco pero si venimos fortaleciendo nuestra hipótesis”, indicó el letrado.
Por su parte, Bereciartúa, responsabilizó a los forenses que realizaron la primera autopsia al cuerpo de Franco por considerar que tuvo “varias deficiencias”, por lo que “se realizó una segunda autopsia a mitad de año en el Instituto Médico Legal de la ciudad de Buenos Aires para que no participen los médicos que suelen trabajar en las causas donde el personal policial de Santa Fe, suele estar involucrado”.
“Si esto se hubiera hecho correctamente, con una independencia del poder policial y judicial, ni bien se encontró el cuerpo de Franco, posiblemente a esta altura del año estaríamos en otra instancia seguramente con audiencia oral”, concluyó.

Fuente: Redacción Rosario

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